lunes, 14 de octubre de 2019


Acerca de las pérdidas más amadas


Lic Monica Arcas



Todos los seres humanos en algún momento de nuestra existencia nos encontramos con la tarea de procesar una pérdida de algún ser que se fue de nuestras vidas.

Freud describe al duelo como la pérdida de algo significativo para el yo de la persona, sea un ser querido, la salud o abstracciones equivalentes como ser la patria, ya que muchas veces las personas por causas mayores deben dejar sus residencias, su país, eso también para el psiquismo es una pérdida.

El duelo común abarca diversas emociones y conductas que se van produciendo en el tiempo, siempre conlleva malestar somático, pero la persona va sufriendo a lo largo del tiempo una serie de etapas que no son lineales sino que están entramadas muchas veces hasta se producen conjuntamente. Elizabeth Kubler Ross describió las etapas del duelo que las personas atraviesan.

Las manifestaciones del duelo de características normales son:

Estados de tristeza, este estado emocional es el más común en las perdidas muchas personas lo manifiestan con el llanto, pero no todas las pueden hacer, hay personas que quieren manifestar el dolor con el llanto y no pueden derramar una lagrima no por eso quiere decir que no sienta la pérdida del ser querido. Llorar es una forma de expresión que convoca de alguna manera la protección de otras personas que consuelan al deudo, también forma parte de una manifestación social de la perdida, pero no es la única forma de manifestación. Muchas personas se encierran en sí mismas en un dolor profundo y hasta se melancolizan por la perdida. Otros en cambio manifiestan enojo, que por lo general lo proyectan en terceros o en Dios, ante la frustración que implica no poder hacer algo que evite la muerte, pero esconde de todos modos una forma de enfado porque el ser pierde un afecto, es abandonado por alguien significativo para él/ella, aparece un sentimiento de orfandad, de desprotección de pérdida del apego.

 Una de las particularidades que se producen en los estados de duelo es que el deudo va perdiendo algunos registros cotidianos de su familiar, los olores típicos que la persona amada tenia, así como su tono de voz, hasta muchas veces cuando hay mucha angustia le cuesta pensar en el rostro de la persona amada y esto genera mucha culpa y dolor al deudo.

La aceptación de la perdida conlleva un tiempo, que no es igual en las personas, al principio existe en nuestro psiquismo el mecanismo de la negación, aun en los casos en donde es esperable el deceso, siempre existe la sensación que no es verdad, que la muerte que ocurrió no lo fue realmente, esta no aceptación del psiquismo entonces la primera tarea es la aceptación de esta horrorosa realidad en donde el reencuentro con la persona es imposible. La negación de la realidad posee distintos grados desde una pequeña distorsión hasta un engaño total, puede ser que la persona inconscientemente siga preparando la mesa con el comensal ausente, hasta casos gravísimos en donde predominan los estados psicóticos y la persona conviva con el cadáver sin dar a conocer el deceso del familiar. También muchas veces se mantiene toda la casa de la misma forma en cómo estaba antes de la muerte, conservando todas sus enceres, su ropa y su habitación de la misma forma que cuando estaba con vida a ello se lo denomina momificación, este es un punto a trabajar terapéuticamente con el deudo ya que favorece a establecer un duelo patológico.

El dolor de la perdida involucra dolor físico, dolor emocional y conductual, el deudo manifestara síntomas físicos (dolores y mialgias en el cuerpo, dolor pectoral, trastornos en el apetito etc) y probablemente también conductas disfuncionales, suele aparecer estados de abatimiento, desgano, necesidad de quedarse en la cama, todo este estado disfórico es normal que aparezca luego de la perdida, pero debe permitirse experimentar el dolor emocional, no bloquear los sentimientos, muchas veces las personas recurren a reprimir el llanto o su estado de tristeza para no provocar en otros dolor adicional, pero cada persona procesara y elaborara la perdida acorde a su estructura y proceso vital. La adaptación al medio con una realidad diferente a partir de la perdida no es inmediata lleva como todo proceso un tiempo, el deudo no es consciente de todos los roles que desempeñaba el fallecido, luego de su muerte se siente realmente ese espacio vacío, ese rol que el otro desempeñaba y la familia deberá reordenarse para suplir algunos aspectos de éste.

El dolor de la perdida involucra dolor físico, dolor emocional y conductual, el deudo manifestara síntomas físicos (dolores y mialgias en el cuerpo, dolor pectoral, trastornos en el apetito etc) y probablemente también conductas disfuncionales, suele aparecer estados de abatimiento, desgano, necesidad de quedarse en la cama, todo este estado disfórico es normal que aparezca luego de la perdida, pero debe permitirse experimentar el dolor emocional, no bloquear los sentimientos, muchas veces las personas recurren a reprimir el llanto o su estado de tristeza para no provocar en otros dolor adicional, pero cada persona procesara y elaborara la perdida acorde a su estructura y proceso vital. La adaptación al medio con una realidad diferente a partir de la perdida no es inmediata lleva como todo proceso un tiempo, el deudo no es consciente de todos los roles que desempeñaba el fallecido, luego de su muerte se siente realmente ese espacio vacío, ese rol que el otro desempeñaba y la familia deberá reordenarse para suplir algunos aspectos de éste.


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