La enfermedad cardiovascular es una de las principales causas de muerte en el mundo. Es policausal, más allá de los factores de predisposición genética que inciden esta caracterizados por estilos de vida y factores de personalidad que son predisponentes al desarrollo de la enfermedad coronaria.
Entre los factores de riesgo encontramos:
· Tabaquismo
· Sedentarismo
· Dietas inadecuadas
· Enfermedades Endocrinológicas (Diabetes Mellitus)
· Personalidad Tipo A.
· Desarrollo de Patologías ansiosas y depresivas
El desarrollo de un estado depresivo genera alteraciones tanto a nivel
cognitivo como fisiológico y conductual. Las personas descuidan su salud y por
lo general mantienen hábitos más nocivos como el aumento del tabaquismo entre
otros. Las personas depresivas mantienen un aumento de las frecuencias
cardiacas aun en reposo, hay mayor activación del sistema nervioso simpático por
lo tanto aumento de adrenalina y cortisol en sangre, asi como dilatación y
contracción de las arterias. Tienen más posibilidades de tener presión arterial
alta que es uno de los factores más peligrosos en la salud.
Del mismo modo la mantención de estrés crónico es factor de
riesgo, la ansiedad genera estados de tensión que facilitan la descarga a
través del tabaquismo, o la ansiedad oral generando aumento de peso que llega a
obesidad, promoviendo tambien el riego a la arterogénesis (hipertensión arterial),
la estimulación simpática lleva a episodios de arritmias. Dietas ricas en grasa
no solo aumenta de peso sino que incrementa el colesterol (LDL) que junto al
sedentarismo son factores que se suman al riesgo cardiovascular.
Hay un tipo de personalidad que se presenta con más frecuencia en las
patologías cardiovasculares que son la personalidad de tipo A caracterizada por
formas de relacionarse pensar y reaccionar que se caracterizan por tener
constantemente un estado de tensión, caracterizados por comportamientos
tendientes a la ira, impaciencia, obsesividad perfeccionista, ambición e
irritabilidad, estas personas son muy temperamentales, con frecuencia se los ve
trabajando en puestos ejecutivos, profesionales en salud, entre otros donde contantemente tienen que tomar acciones
dentro de un contexto competitivo y altamente exigente. Esto genera en las
personas estados alterados crónicos, no se relajan, ni siquiera en períodos de
ocio siguen pensando y tomando contacto con el trabajo, perdiendo la capacidad
de conectarse con el placer y si con el deber sin poder regularlo. La aparición
de un evento súbito de origen cardiovascular pone a prueba un momento que es un
antes y un después en la vida de la persona pues aparece la amenaza real donde
la muerte puede estar en juego. Este evento traumático le generara una
revaloración de lo que es importante en la vida, deberá aceptar este evento y
que de ahora en mas tiene que cambiar su forma de enfrentarse a la vida,
reorganizar en su mente los elementos más importantes a tomar en cuenta,
trabajar en terapia las emociones negativas que aun sienten que es el enojo, la
ira e impulsividad con que se manejaba. Muchas personas reaccionan inadecuadamente a través de la negación de la
enfermedad, al principio por el impacto que ella produce, pero pueden darse al tomar conciencia del
riesgo a que estuvo enfrentado reacciones de despersonalización y
desrealización que deben atenderse a los efectos de ir trabajando con el
paciente este impacto que es un duelo en
el sentido de pérdida de su salud y que ahora en mas tendrá que comprender y
seguir un tratamiento y seguimiento con los profesionales que lo asisten
modificando conductas, reestructurando pensamientos y manejándose de una manera
más saludable.
Desde el punto de vista psicológico son pacientes reticentes al
tratamiento, por lo general son llevados por indicación médica, ya que subyace
un estado depresivo y/o un trastorno de ansiedad que viene sufriendo antes del
evento traumático, o posteriormente puede desarrollar crisis de pánico como
consecuencia del impacto traumático sufrido. Son pacientes cuya característica
de personalidad predomina la negación, la omnipotencia, rigidez con poca
introspección lo que dificulta en estos pacientes abrirse a la terapia para
comenzar a trabajar problemáticas que han sido mantenidas por tiempo con estos
mecanismos defensivos, es por eso que desde la TCC primero se tiene que dar una
buena psicoeducación para cambios de hábitos nocivos dentro de una fuerte alianza
terapéutica a fin de ir reestructurando creencias disfuncionales para luego ir
de a poco con la confianza lograda a las causas más profundas de su malestar.
Lic Mónica Arcas Psicóloga Clínica
4798-9030/1534882542// Consultorios Martínez y Olivos
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