Introducción:
Los trastornos de la personalidad se describen como
patrones desadaptativos de funcionamiento de un individuo en áreas
estructurales como ser la cognición, la esfera afectiva, las reacciones
interpersonales y el control de la impulsividad, la rigidez de estos patrones
hacen a la dificultad con que se encuentra la clínica para una modificación
funcional, pero lo que lo complejiza es la amplia comorbilidad que guardan con
patologías del Eje I, así como también la influencia de patologías orgánicas
correspondientes al Eje III.
En individuos normales existe flexibilidad
adaptativa con respecto al medio ambiente circundante, a diferencia de las
personas con trastornos de personalidad cuyas conductas son rígidas y desadaptativas
y en circunstancias de estrés responden con escasa estabilidad tendiendo a
establecer estados de estancamiento generando círculos viciosos.
El objetivo de este trabajo es una
aproximación al trastorno de personalidad límite correspondiente al eje II del
DSM IV y sus comorbilidades que complejizan el tratamiento.
Hoy en día nos encontramos con esta
problemática cada vez más acuciante en el ámbito de la clínica, los modelos
sociopolíticos y económicos imperantes en donde la incertidumbre predomina,
coloca a la subjetividad en situaciones muy lábiles y van apareciendo con mayor
frecuencia las patologías del vacío, los estados fronterizos en comorbilidad
con los trastornos de alimentación, ansiedad y las adicciones múltiples.
Desarrollo
Durante mucho tiempo ha habido muchas
corrientes del pensamiento que han abordado el trastorno de personalidad
límite, sean de tipo psicodinámico psicoanalítico como el abordaje con marco
cognitivo. Dentro de los primeros encontramos enfoques de marco psicoanalítico
como los aportes de Otto Kemberg, este planteaba que en el caso del estado
fronterizo el proceso de desarrollo no se ha efectuado con éxito, la separación
del yo y los objetos no se han integrado a modo de una psique saludable en
donde el sujeto debe conseguir esta separación objetal e integrar los aspectos
del yo fragmentado en un todo, en un mismo objeto, ese objeto permanente que
existe para el psiquismo infantil aun en ausencia del objeto primario
(constancia objetal), en el fronterizo ha habido un exceso de agresión temprana
que constituye la base de la ira y la frustración que padecen.
En las neurosis los mecanismos
empleados pueden ser la intelectualización
y la racionalización que son mecanismos defensivos avanzados a
diferencia del psicotico cuyas defensas son primitivas como ser la proyección y
la disociación, la estructura borderline esta ubicada dentro de un punto
intermedio entre las psicosis y las neurosis con mecanismos defensivos arcaicos
que lo protegen de la angustia de abandono (derrumbe en términos de Winicott)
Kemberg habla de una organización en
donde se puede establecer un grado de integración de la identidad, formas
típicas de defensas de tipo arcaicas como ser la escisión, que es la división
de objetos dicotómicos, objetos idealizados y objetos devaluados lo que hacen
también al viraje que se emplea, con aumento ansioso frente a confrontaciones
de la autoimagen y de los objetos. En una personalidad estable coexisten los
afectos buenos y malos en el mismo objeto, en cambio en el borderline se
excluyen mutuamente, solo puede percibir aspectos absolutamente buenos en un
objeto y malos en otro pero como totalidad, lo cual habla de una falla en la
racionalidad de la percepción de las cosas, la omnipotencia y la devaluación
objetal surge como producto de ese clivaje,
La negación opera también tanto en el campo perceptivo como emocional
cuando utiliza estas dicotomías respecto a simismo u otros pero carece de
memoria emocional, estas defensas operan de manera de proteger al individuo de
la desintegración y del conflicto de fusionarse el simismo y el objeto. Hay en
el borderline (tambien denominado trastorno limite de la personalidad) una
incapacidad estructural de intolerancia a la frustración, no toleran eventos
angustiantes razón por la cual opera la negación alterando la percepción, los
sentimientos de tristeza y vacío le son intolerantes, momentos cruciales en
donde muchas veces aparecen comportamientos bulímicos y de toma de medicamentos
o alcohol a fin de dominar esta ansiedad desestructurante.
La identificación proyectiva es otro
de los mecanismos operantes en la estructura borderline que conjuntamente con la proyección y la
negación donde los sentimientos negativos como la ira y la tristeza no son
tolerados por la persona por lo que se los atribuye a terceros, no-solo
proyecta en otros los sentimientos negativos sino que se siente perseguido por
ellos apareciendo rasgos paranoides.
Estos pacientes impresionan al
principio del tratamiento como pacientes neuróticos, muchas veces derivados por
el servicio de clínica por padecimientos de ansiedad y polifobias, la
comorbilidad del trastorno limite con patologías de los trastornos de ansiedad
en el Eje I son muy frecuentes ya que mantienen un estado crónico de ansiedad y
desborde de la misma en momentos de estrés lo que los lleva a estados
regresivos.
Dentro de lo más recurrente aparece la
ansiedad generalizada, los cuadros obsesivos-compulsivos que se han hecho
egosintónicos con tendencia a
racionalizar el síntoma. Las crisis de angustias y las limitaciones
agorafóbicas suelen aparecer como elemento disparador que requiere una
intervención profesional. Luego dentro del tratamiento van apareciendo los
aspectos más recurrentes y problemáticos de estos pacientes como ser la
conducta interpersonal, el estado de ánimo y los problemas de autoimágen, son
pacientes que producen a veces hasta en la misma sesión virajes anímicos de
sentirse abrumados por la depresión y la sensación de desesperanza y vacío y
girar hacia un estado anímico manifestado por una agitación ansiosa e ira
incontrolable, reaccionan con mucha impulsividad muchas veces luego están
arrepentidos de tal conducta, son impredecibles en ese aspecto, su vida y sus
afectos son superficiales y caóticos, siempre con un temor al abandono,
produciendo con sus acciones el rechazo de su entorno.
Desde el abordaje dialectico conductual, estos
cuadros suelen tener muy buenos resultados en menor tiempo de tratamiento. Se
desarrollan en la terapia las carencias que estos pacientes padecen, como ser
las habilidades de autoregulación, la intolerancia a la frustración( son
personas que no toleran el mínimo malestar), el manejo adecuado de las
relaciones interpersonales, porque les es difícil inhibir las conductas
desadaptativas, sus emociones se caraterizan por la intensidad, junto con los
supuestos disfuncionales asociados a sus sistemas de creencias que fueron
incorporadas producto de su entorno invalidante con que han crecido.
En el caso de la comorbilidad de una
bipolaridad y el trastorno de personalidad borderline los puntos en contacto de
estas dos patologías son muy lábiles, por un lado sabemos que la bipolaridad es
una patología de fluctuaciones del estado anímico donde la depresión es la
presentación más común del trastorno, su presencia en comorbilidad con esta
patología en el eje II complejiza el tratamiento, vemos un paciente que por un
lado tiene un comportamiento hiperreactivo con tendencia a reacciones
impulsivas que afectan no-solo a las relaciones interpersonales, sino a la
percepción de la realidad y a la alteración de su self. Por otra parte suele
pasar por períodos de alteración del humor con excitación psicomotriz.
En ambos cuadros requieren tratamiento
farmacológico y terapéutico especifico, siendo la terapia dialéctica conductual
la que mejor resultado ha dado.
Lic Monica Arcas – tel: 4798-9030
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