Tanto
el embarazo como el puerperio son dos momentos fundamentales de transición en la mujer que conllevan
muchas veces alteraciones emocionales.
Las
mujeres embarazadas en términos normales
atraviesan periodos de mayor nivel de ansiedad especialmente en el primer
trimestre y el tercer trimestre, es decir cuando queda embarazada con todas las
ansiedades arcaicas que este estado despierta, y próximo al parto,
especialmente si es primeriza, ya que es una situación nueva que es vivida con mucho
miedo, miedo al dolor del trabajo de parto y parto mismo, como después de este
como se vé esta madre en su rol y si se siente capacitada en el ejercicio del
mismo. Existe un cambio transitorio en
la mujer al adaptarse a esta nueva situación lo que puede generarle una
alteración aguda que se manifiesta en las funciones yoicas que impacta sobre la
personalidad ,lo que puede generar una inhibición o malestar psicológico.
En
el primer trimestre aunque los valores son variables, las embarazadas suelen
tener cuando el embarazo es deseado estados de felicidad, pero tambien aparecen
emociones negativas ligadas al miedo respecto de sobrellevar a término el
embarazo, ansiedades de tipo paranoides ligadas a la salud del hijo, y si este
va a nacer sano. El nacimiento de un niño dentro del seno familiar requiere una
adaptación psíquica tanto de la madre, como su pareja y núcleo familiar donde
tambien está determinado por los factores de personalidad , los factores
exógenos que intervienen sean socioculturales, económicos, y emocionales que
puedan presentarse. En la cultura occidental el parto es vivido de manera
ambivalente si bien es algo que la mayoría de las mujeres desea, a la vez es el
momento de alta vulnerabilidad que es llevado en muchos casos con malestar y
vivido con ansiedad y depresión. En otros casos suelen precipitar pensamientos
intrusivos de origen obsesivo que generan duda y ansiedad patológica y que el
terapeuta debe estar atento e identificar tempranamente los contenidos de esos
miedos obsesivos (ej: dañar al feto- obsesiones de tipo agresivo) obsesiones de
chequeo compulsivo o de contaminación, tratar en el embarazo estos pensamientos
disfuncionales y utilizar las herramientas terapéuticas adecuadas para ese
paciente ayuda a prevenir el desarrollo del TOC y las complicaciones familiares
que suelen asociarse, porque por lo general la familia no contradice a la
embarazada y colabora con los rituales lo cual agrava la situación, por lo
tanto tambien se debe trabajar con el núcleo familiar para que comprenda la
situación y tenga una actitud colaborativa. La gestación es un factor de riesgo
para el inicio de este trastorno. Existe una asociación entre el inicio y aumento
de la sintomatología en el periodo perinatal en aquellas mujeres que han tenido
antecedentes de premorbilidad depresiva, lo cual es importante tomar este dato
como indicador.
Los
estados depresivos en la embarazada están relacionados con la predisposición
genética de la persona, y las situaciones vitales adversas pueden agravar el
cuadro de depresión dentro de la gestación. Cuando la depresión se instala en
el periparto la mujer suele presentar un estado anhedonico con estado de
retracción libidinal, aparecen cogniciones depresogenas como verse
negativamente en el rol de madre, no tener confianza en el entorno ni en su
futuro que se pueden agravar en la etapa posterior al parto. La depresión
posparto es muy común en las mujeres se prolonga este estado mórbido por un mes
y muchas veces hay que evaluar la posibilidad de medicación antidepresiva.
En
los casos de mujeres que han tenido trastornos de alimentación muchas veces
puede aparecer un cuadro denominado Pregorexia, que es una patología de rasgos
obsesivos en donde la embarazada tiene aversión al crecimiento de su vientre y
por ende engordar, es por ello que mantiene una dieta hipocalórica no
favorecedora al crecimiento del feto, estas mujeres restringen las grasas, los
hidratos de carbono, teniendo por ende un déficit vitamínico, y muchas veces al
igual que la anorexia restrictiva utilizan purgantes, otras de las
características es que realizan actividad física compulsiva a los efectos de perder peso y omiten cotidianamente
comidas. Con estas personas hay que hacer un estricto control de
psicoprofilaxis y trabajar en equipo junto con el obstetra y nutricionista a
fin de contener a la embarazada y que llegue a termino con su embarazo.
Lic.Monica
Arcas te 4798-9030
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