SALUD MENTAL POS PANDEMIA
La pandemia del COVID 19 que comenzó
a manifestarse a partir de Diciembre de 2019 y que hoy en día afecta a la
mayoría de los países hay generado uno de los mayores impactos en Salud Mental
jamás visto.
Al ser una enfermedad nueva que avanza
en forma vertiginosa ha generado estados de incertidumbre acerca de la
finalización de esta epidemia, genera en muchas personas estados de expectación
aprehensiva, ansiedad anticipatoria, estados disforicos y depresivos en la
población. Como modo defensivo frente a la angustia que despierta agudiza
estados fóbicos, tendencias obsesivas y estados de desesperanza en muchas
personas, especialmente en aquellas con vulnerabilidad a estos cuadros.
En las personas que sufrían de
trastornos de ansiedad y cuadros del espectro del humor se han incrementado en
los últimos meses, especialmente cuando aparece la segunda ola más agresiva según
informan los especialistas donde los estados de alerta y la falta de vacunación
masiva deja a las personas en un mayor grado de incertidumbre, por otra parte
muchos personas han desarrollado estados de negación de la peligrosidad de
contagio no respetando el distanciamiento ni los métodos de profilaxis para
evitar el contagio.
Aparece entonces la ansiedad como sintomatología
principal con estados de mucha ansiedad de tipo anticipatorio., elevada
tensión, preocupaciones constantes respecto a la posibilidad de contagio no
solo a sí mismo sino a sus seres queridos, la incertidumbre de la evolución del
cuadros especialmente en personas que tienen enfermedades preexistentes y se
generan muchas veces somatizaciones diversas que aumentan las crisis y
pensamientos de tipo catastróficos sobre su destino.
Los trastornos en el sueño son muy
frecuentes, alteraciones de conciliación del sueño, insomnio intermedio y
despertar temprano son síntomas que deben ser tomados en cuenta, los primeros
son más frecuentes en estados de ansiedad y el último en estados más depresivos,
existe hipotimia que es el estado de ánimo decaído, la tristeza y la aflicción
son frecuentes quejas en la atención primaria, al igual que los estados de
irritabilidad que van en aumento manifestándose como poca tolerancia a la
frustración, hostilidad, poca recepción a la crítica y reacción exagerada ante
determinadas situaciones que se pueden generar en el ámbito familiar, ya que se
optó por formas laborales dentro de la casa que en muchas ocasiones se
desbordan por lo dilatado que se extiende esta pandemia.
A estos estados se les suma la poca
sociabilidad que la pandemia restringe, la separación de las familias, la
dificultad de viajar, el poco contacto corporal en una sociedad acostumbrada a
poca distancia social y de manifestaciones de cariño (abrazos, besos) la
privación de los afectos genera estados de tristeza mas aún en personalidades
más dependientes, especialmente la población mayor, la inseguridad a nivel de salud de saber si se puede contar con tanto el
personal como camas en casos de aumento de contagiados y la problemática en
nuestro país de pérdida de fuentes laborales sumado a la escasa reactivación
económica que aumenta la angustia en gran parte de la población.
Pero hay que hacer la salvedad, una
cosa es el desarrollo de un trastorno de ansiedad o de depresión como cuadro
psicopatológico, de un estado de aprehensión por el desarrollo de la pandemia o
de tristeza que son emociones normales ante un escenario que genera en la
población la pandemia y los medios de comunicación que transmiten datos del
aumento de infectados y muertes las 24 horas en casi todos los medios de
difusión masiva. Pero lo adecuado frente a este escenario es mantener una
actitud positiva con la esperanza que hay mucha comunidad científica dando
nuevas alternativas de vacunación y tratamiento, solo es cuestión de tiempo
para que la humanidad deje de sufrir esta pandemia, y no permitir que ésta
inhiba el desarrollo de tareas y permita que la creatividad genere nuevas
oportunidades.
En caso de infección es indispensable
una actitud positiva y resiliente que posibilite una buena recuperación acorde
a la realidad de los hechos, no tiene que transformarse en un hecho traumático,
sino en una experiencia que el ser humano le toca atravesar. Pero siempre tener
en cuenta las normas de profilaxis que son elementos que si los utilizamos
ayuda a la sociedad a la no propagación desproporcionada de la enfermedad,
distanciamiento del otro (2 metros), lavado de manos, lavado de elementos que
entran en la casa, utilización de las mascarillas tapando la boca y las fosas
nasales y la utilización de gafas que evitan la contaminación.
Lic. Mónica Arcas Psicóloga Clínica – 15 3488 2542 -