domingo, 4 de mayo de 2014

Acerca de la autoestima

Acerca de la autoestima


Lic.Mónica Arcas

Psicóloga Clínica

La autoestima es la experiencia de ser aptos par la vida y sus requerimientos consiste en la confianza en la capacidad de pensar y afrontar los desafíos que la vida presenta, tener sentimientos de ser dignos, afirmar nuestras necesidades y  gozar de los logros que hemos obtenido por nuestros esfuerzos.

El autor Nathaniel Branden plantea que así como teneos un sistema inmunológico que nos preserva de las enfermedades, el mantenimiento de una autoestima positiva tiene un valor de supervivencia y actúa como un sistema inmunológico de la conciencia, brindando a la persona de fortalezas y resistencia ante los embates de la vida así como su capacidad de regeneración.

Cuando una persona tiene una autoestima baja e insuficiente este se encuentra en un estado de pasividad ante las adversidades, estas lo sumergen, lo oprimen, no mostrando ningún indicador de resistencia ante las mismas, trabando las capacidades de funcionar adecuadamente, por eso la autoestima positiva se proclama como una necesidad para abordar dificultades.

Cuando se tiene una autoestima alta su conducta tiende a la búsqueda de objetivos desafiantes, donde se exige una superación, y de esta manera se va consolidando y fortaleciendo. Su contrario, la baja autoestima la persona tiende a la búsqueda de “seguridad” de todo aquello que le es conocido, no se arriesga, de manera que debilita su autopercepción. Este comportamiento es muy típico de las personas fóbicas con rasgos dependientes, en donde se apegan a personas y/o lugares conocidos por temor a confrontarse con las demandas del mundo externo que las hace crecer y fortalecer, tendiendo a mantener estos lazos simbióticos y dependientes, las relaciones más desastrosas surgen en la unión de dos personas que se subestiman, no creciendo independientemente sino conformándose de esta forma “ la unión de dos abismos no formara una cima”.

Y cuanto mas alta sea la autoestima nuestra mirada hacia el otro no se percibe como una amenaza sino que surge el respeto por el otro (a diferencia del miedo al otro), aparecen fortalezas como el sentido de lo justo, la benevolencia se reacciona con un sentido de asertividad y no de agresión, hostilidad o pasividad.

La autoestima posee dos pilares que no son excluyentes, sino complementarios, la ausencia de uno de ellos la debilita, estos pilares son:

Å    LA AUTOEFICACIA: Que esta relacionado con el control sobre uno mismo y se relaciona con el bienestar psicológico, con la capacidad de pensar sobre los procesos de lo que decido, elijo y comprendo los hechos de la realidad a la que estoy inscripta con la sensación de estar en el centro vital de la propia existencia, en lugar de situarme en un lugar de pasividad donde soy víctima de las circunstancias e impotente de su cambio.

Å    LA AUTODIGNIDAD:  Relacionada con la autovaloración  en un sentido de merito personal, con una actitud afirmativa hacia los derechos, pensamientos , deseos y necesidades que merecemos.

Pero dentro de la persona habrá indefectiblemente fluctuaciones de la autoestima, como lo hay en todo proceso psicológico.
La autoestima es la predisposición a experimentarse como competente para afrontar los desafíos vitales y ser merecedor de estados de felicidad.

En nuestro interior la autoestima positiva se manifiesta:

1.   En la serenidad que adoptamos en poder hablar tanto de logros como fracasos que hemos tenido de una manera franca y directa manteniendo una actitud amistosa y no resentida de los hechos que la han provocado,

2.   Teniendo una apertura a las críticas que nos puedan hacer, aceptando errores como proceso de crecimiento personal.

3.   Equilibrio entre lo que decimos y hacemos, ser asertivos en nuestra conducta verbal y no verbal.

4.   Ser flexibles para responder a situaciones y desafíos vitales confiando en nuestra capacidad de superación y manteniendo una actitud creativa y lúdica ante los eventos estresantes.

Muchas veces existen situaciones en las cuales los padres crean en los hijos una valla que impide el crecimiento normal de la autoestima durante el periodo de desarrollo, especialmente si se trata de padres inseguros y temerosos que mantienen un comportamiento sobreprotector con sus hijos ya que ellos perciben al mundo externo como peligroso y poco confiable.

Muchas veces transmiten verbalmente o a través de conductas no verbales que el niño no se desempeña de manera “suficiente”, no reconociendo la capacidad de autovalidamiento, estos padres asumen un rol sobreprotector listos para asistirlo, restringiendo la capacidad exploratoria del niño, esta conducta parental genera dos autoimágenes ambiguas que se instauran en el niño, una es la de ser querido y al mismo tiempo le genera un sentimiento de fragilidad y debilidad, y cuanto esfuerzo haga el niño por satisfacer las demandas paternas nunca van a alcanzar a satisfacerlas, por lo tanto genera una baja autoestima.

Cuando la educación que se le imparte al niño no es normativa, o las estructuras de apoyo no son confiables (apego ausente) o con normas contradictorias y confusas (apego ambiguo) al niño le resulta imposible generar expectativas coherentes como para desempeñarse sin problemas en las conductas exploratorias que afianzan su autoestima, o bien las figuras de apoyo (padres/educadores) son muy rígidas y punitivas que castigan o imparten amenaza a la individualidad.

Otro obstáculo para la autoestima es cuando el niño vive aterrorizado con eventos de violencia física y/o psíquica en su ambiente, puede también negar la percepción de su realidad e implícitamente dudar sobre lo percibido.

Los individuos con autoestima baja se muestran generalmente irritables frente a sujetos entusiastas de la vida, muchas personas que tienen escasos logros personales suelen envidiar y experimentar resentimiento por aquellas que lo han logrado. Estos sentimientos de desprecio y envidia son obstáculos que le impiden elevarse.

Estamos en épocas de cambios acelerados que demandan constantemente elecciones y desafíos que exigen capacidad de innovación, autonomía, independencia y responsabilidad personal.  En consecuencia la capacidad de confiar en los propios recursos , de aprender, de flexibilizarse y decidir marcan a la autoestima como una herramienta indispensable para la supervivencia dentro de un medio altamente competitivo y cambiante.

Las personas con una buena autoestima no se ven impulsadas a mostrar la superioridad ante los otros, no se comparan sino se sienten conformes con sí mismos con la confianza de ir superándose acorde a las demandas de la vida.

Autoaceptarse y responsabilizarse es la clave, es evitar no caer en una relación negativa consigo mismo, y no significa no desear cambiar, significa no negar la realidad que tenemos, asumir que uno es el responsable de todas nuestras elecciones, no como sujetos de censura y culpa, sino como agentes causales de nuestro comportamiento, y si no asumimos este compromiso la situación nos transforma en victimas, por lo tanto nos deja psicológicamente impotentes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario