Hipocondría y enfermedades psicosomáticas
La relación de la mente sobre el cuerpo es bien clara. Del mismo modo
que las enfermedades físicas influyen en nuestro estado de ánimo y nos provocan
temor, miedo o preocupación, muchos problemas psicológicos provocan síntomas
físicos.
Las enfermedades psicosomáticas son muy frecuentes; casi un 12% de la
población europea sufre estas molestias y se considera que una cuarta parte de
las personas que acuden médico de atención primaria presentan este tipo de
enfermedades. Lo importante es destacar que pese a los malestares que presenta
la persona, dichos síntomas no pueden ser explicados por vía de los análisis a
pesar del malestar que provocan.
La medicina alopática hace un recorte importante en términos generales,
no tomando en cuenta los aspectos psicológicos, o desvalorizando los mismos, cuya causa es el
origen de las dolencias y de su mantenimiento. La resolución rápida es la
administración de benzodiacepinas (ansiolíticos) obturando de esta manera el
síntoma que al contrario debe ser desplegado, indagado en sus múltiples
connotaciones. Existe resistencia de parte del paciente de tomarse el tiempo de
analizar terapéuticamente el origen del malestar, esto significa ponerse en
contacto con aspectos dolorosos de la vida y asumir determinadas resoluciones,
el síntoma viene a dar el inicio de ser desplegado y leído subjetivamente.
A menudo las personas que padecen problemas psicosomáticos no han
logrado encontrar una causa orgánica a sus síntomas o tras realizar distintos
tratamientos médicos éstos no mejoran. Incluso, hay ocasiones en que los
fármacos les ayudan durante una temporada, pero entonces aparece un nuevo
síntoma.
Las personas que se encuentran
en esta situación, frecuentemente, niegan un problema psicológico, y continúan peregrinando
en las consultas de diversos especialistas médicos, con la idea distorsionada
que algo “severo” debe tener que no logran dilucidar los médicos para su
dolencia. No es que necesariamente la persona tenga un trauma infantil que amerite
el malestar sino que hay ocasiones en las que una sucesión de acontecimientos
estresantes supera el nivel de tolerancia, y la persona no sabe hacer frente a
los mismos, o el ritmo de vida acelerado hace que el cuerpo entra en distres.
De las molestias que sentimos a
diario el 70% se deben a causas naturales. Entre éstas, encontramos las que
puede provocar el propio funcionamiento del organismo cuando realizamos la
digestión, cuando respiramos, o cuando sudamos. Incluso, los hábitos de vida
poco saludables como la mala alimentación, malos hábitos de sueño o realizar
poco ejercicio físico también pueden provocarnos malestar físico. Por último el
medio ambiente también influye en nuestro cuerpo; aquí encontramos factores
como la contaminación, la humedad, el calor, el frío, hongos, etc.
Sólo un 5% de nuestros dolores se deben a enfermedades físicas. Además,
sólo un 10% de éstas son graves. Así que, de cada 1000 molestias sólo 4 se
deben a enfermedades graves.
Finalmente, un 25% de las molestias físicas que podemos sentir se deben
a causas psicológicas. En este punto es donde se encuentran las enfermedades
psicosomáticas. Veámoslas con más detalle.
La ansiedad, el estrés y la depresión actúan sobre distintas hormonas,
provocando cambios en nuestro organismo, que nos hacen más sensibles al dolor e
influyen en distintas enfermedades. Un ejemplo serían los estudios que
relacionan el estrés con el cáncer. En la clínica se ha visto personas con
altos impactos emocionales y mantenimiento de estrés crónico han desarrollado
tumores neoplasicos. Asimismo las personas que padecen estados depresivo, su
sistema autoinmune se debilita y la enfermedad entra con más facilidad.
Veamos que síntomas pueden provocar la ansiedad o la depresión en algunos
sistemas de nuestro organismo:
En el sistema nervioso pueden provocar dolores de cabeza, mareos,
vértigos, desmayos, hormigueos, parálisis musculares, etc.
En nuestros sentidos pueden llegar a provocarnos ceguera, visión doble,
afonía, etc.
En el sistema circulatorio producen palpitaciones y taquicardias.
En el sistema respiratorio pueden causar sensación de ahogo, dolor u
opresión en el pecho, etc.
En el sistema digestivo pueden producir sequedad de boca, sensación de
atragantamiento, náuseas, vómitos, estreñimiento, diarrea, etc.
En el sistema osteomuscular es común que provoquen tensión muscular,
dolor muscular, cansancio, etc.
Síntomas somáticos más frecuentes en las consultas médicas:
Dolor de espalda, 71%
Mareos, vértigos, 65%
Dolor en extremidades, 60%
Gases en el estómago, 52%
Dificultad al respirar, 50%
Palpitaciones, taquicardia, 49%
Dolor en articulaciones, 45%
Dolor en el pecho, 44%
Náuseas, 43%
Muchas enfermedades médicas están estrechamente relacionadas con el
estrés.
Por ejemplo: La hipertensión arterial, las cardiopatías, las crisis
asmáticas, las neoplasias, las
disfunciones tiroideas, hipo e hiper o las neoplasias de tiroides,
cefaleas tensionales, ulceras, síndrome
de intestino irritable , dolor crónico, contracturas cervicales dorsales y
lumbares asi como las disfunciones de orden sexual tanto para el hombre como
para la mujer. Tras observar que la depresión, la ansiedad y el estrés, entre
otros, son factores que influyen tanto el origen, el mantenimiento y la
evolución de distintas patologías físicas, es más fácil comprender la
influencia de nuestra mente sobre nuestro cuerpo y el papel del psicólogo en el
restablecimiento y comprensión subjetiva de las dolencias físicas
Lic Monica Arcas – Albarellos 2160 Martínez 4798-9030
arcasweb@gmail.com
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