Conceptos y abordaje
Lic
Mónica Arcas
El trastorno de la
personalidad de tipo límite es una patología psiquiátrica compleja, severa,
crónica y muchas veces invalidante. El DSM IV describe al trastorno dentro del clúster
B y detalla como un patrón de comportamientos regulado por la inestabilidad de
las relaciones interpersonales, en la autoimagen, con una notable impulsividad,
que se desarrolla al término de la adolescencia
Desde el punto de
vista sintomático se describen lo siguiente:
1.
Son pacientes que tienen una
ansiedad flotante, difusa, pero constante.
2.
Presentan estados de disforia
(malestar intenso) cuando se separan (Angustia de Separación)
3.
Desde lo fenomenológico se
presentan a tratamiento con neurosis poli sintomáticas de alta intensidad,
muchas veces presentan crisis de angustia con sintomatología de activación del
SN como ser taquicardias, opresión torácica, sensación de pérdida de control.
4.
Pueden presentar a su vez estados de conversión somática a modo
histérico.
5.
Ideas y rituales obsesivos que
coexisten con los estados de ansiedad.
6.
Fobias (estados de agorafobia,
fobias especificas)
7.
Reacciones de tipo disociativas
(Estados de ensoñación histérica, fugas, estados de amnesia.
8.
Hipocondriasis
9.
Tendencias Paranoides.
Desde el punto de
vista de la sexualidad:
Sexualidad de tipo
insatisfactoria
Tendencia a la
realización de acting.
La problemática de
los pacientes con trastornos de personalidad límite está focalizados en dos
puntos importantes:
1)
Son pacientes con déficit en
habilidades sociales interpersonales, como también en su autoregulacion,
con inconvenientes en el manejo del estrés y fallas en la tolerancia a la
frustración.
2)
El factor ambiental sumado a las
características personales hacen obstáculo a que esas habilidades sociales sean
desarrolladas eficientemente. Por lo general se manejan con registro muy rígidos
totalizados (las cosas/personas son buenas o malas) los registros son de tipo
dicotómico
Estos pacientes
que se autoperciben como ineficaces frente a los cambios, hay que motivarlos y
enseñarles nuevos patrones de comportamiento.
Hay que tomar en
cuenta que detrás de la actitud desafiante hacia el terapeuta, las
provocaciones y hasta la hostilidad hay detrás una persona muy vulnerable que
se encuentra indefensa, el terapeuta debe trabajar en lo personal esa
contratransferencia y evitar el enjuiciamiento moral y dentro de los límites de
su posición establecer una relación cálida de afecto que permita al paciente
una experiencia emocional nueva y correctora.
El paciente trae
a consulta un factor desencadenante que
constituye el motivo de consulta, hay que tomar en cuenta que en la historia
del paciente hay situaciones sociales o etapas evolutivas que hacen que un
acontecimiento se transforme en un factor desencadenante de sintomatología, se
ha reactivado un conflicto nuclear, que muchas veces ha podido resolver de
manera adaptativa cundo las condiciones sociales y/o ambientales les fueron
favorables.
Muchas veces la
persona no reconoce la existencia de factores desencadenantes, lo minimiza o
simplemente lo niega no lo puede relacionar con los síntomas actuales que
presenta, por ejemplo una determinada crisis ansiosa, que es reactivada por
situaciones históricas que se vienen repitiendo pero que la persona no ha
podido resolver eficientemente, entonces solo se focaliza en el síntoma y no en
los efectores emocionales, sociales e interpersonales que están presentes en la
actual situación del paciente.
Hay que delimitar
la problemática principal de su vida, donde hay que explorar y modificar
creencias y conductas disfuncionales que presenta respecto a si mismo, al
entorno, a las relaciones interpersonales que es un aspecto de dificultad.
Siempre hay que
evaluar las comorbilidades que se presentan en el paciente, son pacientes que
suelen tener comorbilidad con estados de ánimo depresivo disforico, con
trastornos de ansiedad (que generalmente al ser egodistonicos los síntomas
recurren a tratamiento), abuso de sustancias, y comportamientos de impulsividad
(compras compulsivas, juego patológico, adicción a tecnologías), estas últimas
le permiten aislarse y aumentar la disforia porque este comportamiento
repercute en el sistema familiar.
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