Lic.Mònica
Arcas
El trastorno de personalidad
de evitación constituye un modo de actuar, sentir e interpretar la realidad de
una manera rígida, con mucho miedo al rechazo exterior y una autocritica
negativa hacia su persona que se expresa y limita seriamente la calidad de vida
de las personas.
Son personas que por lo
general han tenido una experiencia precoz de alguna figura significativa (padres
rígidos, críticos) maestros que criticaban y rechazaban sus comportamientos, el
niño experimento en esa oportunidad un impacto emocional que lo condiciono en
la vida adulta, a partir de estas experiencias nocivas comienza a desarrollar
esquemas que se pueden agrupar en creencias disfuncionales que operan y
determinan su conducta.
·
Las creencias disfuncionales son dirigidas a sí
mismo:”la gente no me aceptara porque soy tonto” “todo lo que diga carece de
importancia para los otros”
El impacto emocional de
todas estas creencias lo condiciona, lo aíslan y constituyen un caldo de
cultivo para en muchos casos agravarse con estados anímicos depresivos.
También estos estados
emocionales generan actitudes o comportamientos de limitación, freezamiento en
muchos casos y desarrollan angustia que se manifiesta en síntomas físicos. Es
un cuadro muy asociado a Trastornos de ansiedad en particular la ansiedad
social, también puede haber comorbilidad con crisis de pánico, ansiedad
generalizada y estrés postraumático. Dichas comorbilidades serán evaluadas por
el psicólogo especialista vía indagación en la historia vital de la persona y
con testeo especifico.
Esquema del miedo al
rechazo: Estos pacientes son extremadamente sensibles con el mundo externo,
mantienen un estado de alerta máximo, y suponen que las personas reaccionaran
con ellos de la misma forma que han padecido cuando eran chicos, el mundo
externo es dificultoso de atravesar para ellos. Temen que los demás descubran
algún defecto que ellos puedan tener, y tienen mucho miedo a volver a padecer
algún rechazo y ese sentimiento de malestar y dolor psíquico que ello provocaría,
entonces se defienden a través de la evitación, “si me aisló, me aseguro que nadie me dañara”.
Su autoestima es muy baja
por lo tanto sus pensamientos automáticos e irreflexivos lo llevan a
autodefinirse como poco valiosos, estos pensamientos derivan de sus esquemas rígidos
y son incuestionables, por lo tanto lo toman con cierta certeza, el temor a una
crítica de parte de terceros pasa primero por una autocritica muy negativa de sí
mismo como persona. Sienten que no pueden gustarle a nadie, que lo que puedan
ofrecer es poca cosa, si tienen que hablar además de ser insuficiente, sienten
que serán criticados por su invalidez, carecen de asertividad y no pueden
defender sus derechos, evitan a toda costa la confrontación pues la homologan a
una pelea en muchos casos.
La mirada de los otros juega
un papel preponderante, tienen la capacidad de interpretar erróneamente las
situaciones (alquimia reversaba) si alguien los pondera sea por un trabajo, por
su presencia, suponen que el otro se está burlando de él, o sea transforma todo
lo positivo en negativo. Ídem con las palabras, muchas veces interpretan mal
los tonos con que se están dirigiendo las personas.
En muchos casos son
idealistas, piensan en un cambio mágico futuro, no van a la búsqueda de su
oportunidad sino que son pasivos en esperar que “aparezca” el trabajo ideal, la
pareja ideal. La ansiedad es el eje de su vida y también el vector que le
impide avanzar, si bien se debe manejar la ansiedad con las técnicas adecuadas
el paciente debe reconocer que su avance implica romper con estos esquemas
disfuncionales y solo lo hará cuando afronte situaciones que lo están
inhabilitando, pero son temerosos a los cambios, el terapeuta tiene no solo
tener buen tacto con las tareas de afrontamiento sino la paciencia y tenacidad
para respetar su timming pero dirigir la
terapia en camino a una salida de este estancamiento.
Hay que realizar una
reestructuración cognitiva que implica:
Identificar las distorsiones cognitivas
Identificar los supuestos subyacentes que
ellas mantienen.
Modificar los esquemas disfuncionales.
Identificar los sesgos atencionales.
Tienen que procesar las
experiencias de una manera adaptativa y saludable, de a poco se advienen a una
experiencia diferente que les proporciona más seguridad y por ende mayor
autoestima. Muchas veces son pacientes que se resguardan de decir cosas al
terapeuta por temor a su rechazo, por lo tanto debe ser esto develado dentro
del contexto terapéutico.
En Terapia cognitiva se
trabaja con registros de las experiencias que el paciente va teniendo tomando
en cuenta no solo la situación de afronte, sino las emociones que esta
despierta, síntomas y conductas, todo ello es trabajado junto con el terapeuta.
El terapeuta debe informar que un grado de ansiedad es necesario para afrontar
situaciones en las que el paciente está bloqueado pero esa ansiedad es normal,
debe existir y en algunos casos tolerar, para ello se lo instruye en las
técnicas de manejo de la ansiedad con técnicas de respiración controlada, hay
que tener cierta tolerancia a la ansiedad y romper con las ideas catastróficas
que aparecen en el curso del pensamiento del paciente, ponerlas a prueba y
descartar su invalidez.
1. Distorsiones
cognitivas: son errores de procesamiento de la información, como el paciente
interpreta la realidad. Por lo general se observan:
ü Pensamientos
dicotómicos: Son pensamientos rígidos (todo-nada) “A nadie le caigo bien”
“Todos me rechazan”
ü Pensamientos
catastróficos: Se elige la peor situación “Voy a hacer un papelón y se burlaran
de mi”
ü Alquimia
reversiva: Transformar lo bueno en malo “Me dijo que lo hacía bien, pero en
realidad me lo dijo por lastima”
ü Maximización
de lo negativo y minimización de lo positivo “ He realizado este afrontamiento,
pero cualquiera lo hace”
2. Los supuestos subyacentes son condicionales
que el paciente pone y se detectan en la verbalización “Y si….” Hay que
detectarlos pues son ellos uno de los indicadores de detención de los
afrontamientos, estos pacientes al ser tan sensibles ven obstáculos en todas
partes, hay que estimularlos a que por un lado puedan tolerar la ansiedad,
aprender a identificar estos errores cognitivos (que son irracionales,
irreflexivos y contraproducentes) y a través de la reestructuración proceder a
cambiarlos por actitudes más racionales y adaptativas.
3. Modificación
del esquema disfuncional implica trabajar intensamente con el miedo subjetivo
al rechazo, sus orígenes, recuerdos y experiencias que el paciente ha instalado
en su psiquismo que lo fija a un comportamiento disfuncional, también a la
autocritica negativa (el verse en un espejo distorsionado creado a partir de
experiencias negativas del pasado) para comenzar a valorar sus cambios, sus
pensamientos, revalorar aquello que el paciente tiene de fortaleza y de
capacidades que al principio no pueden reconocer de sí mismos.
4. Sesgo
cognitivo: Es cuando el paciente obturado por sus creencias solo percibe de
forma distorsionada aquello que le confirma su error cognitivo.
Es importante que el
paciente siga trabajando por fuera del tiempo terapéutico, implica un cambio de
una actitud pasiva a una actitud activa en su tratamiento. Por lo general
deberá llevar un seguimiento de sus afrontamientos con registros diarios de sus
tareas de avance donde detectara a situación de afrontamiento, sus emociones
que despiertan, síntomas de activación, pensamientos anticipatorios y conducta
durante el mismo.
Del mismo modo se debe
contrastar aquella predicción negativa que ha tenido antes del mismo con lo que
realmente ocurrió. Identificando junto con el terapeuta si ha habido
distorsiones o bloqueos conductuales en cualquier momento del afrontamiento y como
se ha sentido luego de esa experiencia.
Los cambios deberán ser
graduales pero consistentes, se necesita para ello que el paciente establezca
una fuerte alianza terapéutica basada en la confianza y el respeto mutuo de esa
relación, para luego ir avanzando y ganando terreno en las demás relaciones
interpersonales. El terapeuta deberá evaluar seguidamente el avance,
estancamiento y/o retroceso que puede tener el paciente y trabajar en ese punto
para que él no se desaliente, jamás el proceso es lineal, sino que conlleva
avances y retrocesos y nuevas formas de modificar la realidad, no debe dejarse abruptamente
el tratamiento en el primer obstáculo asimismo de la misma manera debe actuar
el paciente que recibe medicación, cumplir con lo prescripto es el camino a un
tratamiento exitoso.
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