El problema de la
drogodependencia deja ver una problemática sumamente compleja de descomposición
social, donde se resalta la vulnerabilidad del sujeto dentro de la
posmodernidad mostrando su actual forma
de alienación como condición estructural, ya en 1930 Freud , planteaba el
malestar intrínseco a la cultura misma y que la felicidad jamás sería
alcanzable como un estado de permanente, hoy aparece en el escenario la
inmediatez, el vacío, las relaciones humanas en franco deterioro en
profundidad, desectructuración de la flia tradicional, dentro de este panorama
las patologías adictivas ligadas indefectiblemente con este marco cotidiano
tienen una fuerte vigencia dentro de una sociedad hiperconsumista donde los
medios de comunicación asocian a “drogas legales” a éxito y pertenencia
(bebidas, cigarrillos, promoviendo tendencias adictivas desde edades cada vez
mas precoces.
Si bien desde el
inicio de la humanidad el hombre se valió de sustancias no solo como recurso de
su salud sino para la obtención de placer,
tanto el opio, hachis y marihuana ya se usaban en el Lejano Oriente (China,
Arabia), también en América las culturas precolombinas a través de sus chamanes
utilizaban ciertas sustancias para rituales religiosos como el tabaco que
combinado con otras sustancias psicoactivas producían efectos alucinógenos , el
uso del peyote (cactus oriundo de la zona del norte de México) fue usado por
los aztecas, la ingesta de un hongo considerado “sagrado” que contiene
alcaloides emparentados con la
serotonina producían cuadros de ebriedad
alucinatoria, la ayahuasca oriunda de la selva amazónica también era utilizada
y sus efectos similares al LSD en cuanto a sus efectos alucinatorios, la coca
utilizada por los Incas luego fue llevada por los españoles a Europa y fue allí
donde comienza los desarrollos farmacológicos que con su avance dieron lugar a
la elaboración de sustancias no solo con fines médicos sino como tóxicos
utilizados en forma adictiva.
Actualmente en
esta época pos moderna se vive un ritmo hipomaniaco donde los ideales están
puestos no en el esfuerzo, la proyección a futuro, que eran ideales de los
modos burgueses de producción, ahora es la inmediatez, éxito, eficacia, fama y
poder aún en detrimento de otros, a modo más psicopático, el sujeto debe tener
y no ser, y en este marco de malestar cultural vemos hoy en la clínica cuadros
psiquiátricos devenientes ya sea del
abuso de sustancias que es el consumo recurrente de sustancias por período
prolongado en donde el sujeto va perdiendo el cumplimiento de sus obligaciones,
pero no hay tolerancia, abstinencia o búsqueda compulsiva y por otro lado
tenemos la dependencia que lleva al sujeto por el uso prolongado de las
sustancias adictivas a un deterioro y malestar significativo, es común
encontrar la combinación de alcohol y drogas prevalentemente se ve en población
masculina, las mujeres tienen más tendencia al abuso de benzodiacepinas, y
también en cuadros pertenecientes al Eje II (DSM IV) como ser cuadros de
trastornos de personalidad límite, con abuso de estas últimas e intentos de
auto injuria (pseudo suicidio).
En cuanto a los
trastornos de la ansiedad encontramos
cuadros de fobia social que en un 17% de los casos hay comorbilidad alcohólica
y abuso de sustancias especialmente cannabis como forma sustitutiva de paliar
las inhibiciones conductuales que presentan, muchas veces aparecen cuadros de
abstinencia a sustancias que se presentan en urgencias a modo de crisis de
pánico.
Los cuadros más
preocupantes y de peor pronóstico en un tratamiento en drogodependencia son las
personalidades antisociales y con patologías duales como ser cuando están
asociadas con enfermedades infecto-contagiosas como por ejemplo el HIV, por lo
general provienen de familias desintegradas donde hay una ausencia de la
función paterna, con historia de abuso físico infantil, baja interiorización
del valor de la familia, crueldad parental, presencia de alcoholismo y
adicciones de otros miembros familiares, delincuencia familiar, y bajo nivel
intelectual , estos pacientes que se han desarrollado en un ambiente tan hostil
carente de empatía y afectividad van perfilando una identidad que muestra
un sentimiento de
invulnerabilidad y su falta de remordimiento y control sumado su impulsividad
da cuenta de conductas donde prevalece la negación maniaca como defensa y
contribuye a la transmisión no solo por compartir jeringas dentro de su grupo
sino que es mayor la incidencia de relaciones heterosexuales sin cuidado
transmitiendo la infección por esta doble vía, sea endovenosa, sexual y de
transmisión vertical de madres infectadas portadoras del HIV a sus hijos.
También se
encuentran conductas de trueque sexual por lo general de mujeres adictas que
intercambian sexo sin protección por drogas constituyendo un foco de
transmisión de enfermedades de transmisión sexual.
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