Las personas afectadas por estados de
ansiedad sean agudos, o bien crónicos se encuentran en un estado de excitación
del Sistema Nervioso, y por ende se vuelven muchos más sensibles a las
sensaciones que aparecen en su cuerpo, hay un registro interno de estas
(llamado registro interoceptivo) que promueve señales de pseudo peligro y el
cuerpo se prepara para la lucha o huida, la persona malinterpreta estas señales
como potencialmente peligrosas entonces el organismo activa mecanismos
desencadenantes que acaban muchas veces en un ataque de pánico.
Las personas que padecen ataques de
pánico son mucho más sensibles al dolor. Suelen presentar cansancio corporal
frecuentemente y mantiene niveles altos de acido láctico en su nivel sanguíneo
superior a lo normal, es por eso que muchas veces sienten no solo mucha tensión
en los miembros inferiores sino que padecen cansancio mucho más pronunciado por
el estrés que mantienen.
Los pensamientos son potentes para
generar cambios en la vida de las personas, en los casos de ansiedad no tratada,
las malas interpretaciones, no solo aumentan los síntomas de activación
neurovegetativos, sino que condicionan la conducta, paralizando en muchos casos
las actividades, promoviendo el aislamiento y potenciando las creencias
erróneas que la mente ha generado. Hay un gran impacto de estos pensamientos en
el cuerpo. Pero los pensamientos no provienen de la nada, sino que son
construcciones de la propia mente, y cuando se activan en una crisis son muy
polarizados hacia lo negativo, con predominio del pensamiento catastrófico sin
reparar en la razón sino que prima el temor y construye toda una serie de
imágenes negativas desproporcionadas e irreflexivas. Los niveles de ansiedad
aumentan y por ende la adrenalina crece de manera tal que se acelera la frecuencia cardiaca y el cuerpo se prepara
para un nuevo ataque.
Muchas personas que padecen pánico
tienen una visión dicotómica de las cosas esa rigidez del pensamiento
(pensamiento en términos de todo nada) es uno de los puntos que mantienen la
ansiedad, las personas perciben a la ansiedad como el producto de todos sus
males, piensan en términos como que la ansiedad le viene de afuera, hay que
combatirla y exterminarla, librarse de toda ansiedad, pero en realidad la
ansiedad es una emoción que es parte de la vida y que la necesitamos para
nuestro correcto desempeño, lo que hay que modificar son los pensamientos y
acotarla de modo que no tenga niveles disfuncionales y conductas patológicas. Detectar y modificar
los pensamientos disfuncionales tales como el pensamiento catastrófico avalado
por el paciente en su deficitaria lectura sintomática o vía la ansiedad
anticipatoria, donde da por hecho una situación que está solo en su fantasía,
trabajar las formas exageradas de ver la realidad maximizando riesgos, y
llevarlos a un plano mas racional es la tarea cognitiva que debe desarrollar el
paciente en su tratamiento, para tener una visión más adecuada de las situaciones
y a su vez reestructurando su procesamiento, exponiéndose a situaciones que a
priori considera peligrosas pero que en realidad no lo son, y manejando los
síntomas de activación a partir del mejoramiento de su respiración e
interpretación correcta del malestar que está teniendo, comprendiendo y
elaborando los diversos conflictos que lo ha llevado a una situación de
disconfort esa es la manera de abordar los diversos cuadros de ansiedad.
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