lunes, 5 de febrero de 2018


Trastornos de ansiedad y la limitación de la agorafobia



Los desordenes por crisis de ansiedad son cuadros  muy comunes que se presentan en la clínica, entre ellos encontramos con frecuencia los cuadros de pánico, una de cada tres personas puede desarrollar si tiene condiciones de vulnerabilidad genética y se dan condiciones psicológicas para su desarrollo.

Las crisis de pánico son episodios súbitos y paroxísticos que aparecen sin preparación previa, es decir sin el desarrollo de la angustia señal que es protectora y genera los mecanismos de defensa (represión y formación sintomática), se presenta como una angustia extrema  con variada formación somatica que va asociada a pensamientos exagerados y disfuncionales tales como el miedo que se produzca un infarto, ACV si la prevalencia sintomática es de dolor precordial, acompañado de taquicardia y sensación de desfallecimiento entre otros síntomas provenientes de una distonia neurovegetativa.

Pero en la mente de quien padece una crisis de pánico esta el miedo extremo de esos momentos que parecen interminable, esta experiencia angustiosa conlleva tambien la idea de la continuidad del yo, la persona siente que se diluye su identidad en esos momentos, y hasta puede llegar a pensar que está perdiendo la coherencia y el juicio (miedo a volverse loco). Esta vivencia de terror es el efecto de la desregulación de los sistemas biológicos de alarma que conduce a la mala interpretación (pensamientos catastróficos).Esta experiencia deja huellas de profundo temor y la persona por lo general se muestra evitativa e insegura por el desarrollo de la angustia,  un alto porcentaje de ellas desarrolla a posteriori agorafobia, que es el miedo a exponerse fuera de lo que considera un “lugar seguro” tener un episodio de pánico y no encontrar refugio inmediato, es por eso que se recluye y su vida se reduce en forma drástica y dependiente con alguna figura que considera que debe acompañarlo a quien considera la persona con quien se siente seguro desarrollando de este modo una dependencia patológica.

La agorafobia tiende a crecer si no se la atiende a tiempo y se lo expone gradualmente al paciente, previamente preparándolo en técnicas de afrontamiento, y de manejo de la ansiedad. Algunos de las inhibiciones típicas de los cuadros de agorafobia es el traslado en micros, subtes, tren, concurrir a shoppings, supermercados en horas pico, estar en un cine, cruzar una avenida, etc. Todas estas limitaciones que produce la agorafobia generan a la persona sentimientos de vergüenza, frustración y ansiedad anticipatoria, como tambien una autoimagen negativa de sí mismo. El mantenimiento de la agorafobia se sostiene cuando la persona se autoengaña creyendo que se mantiene dentro de una zona segura, estas creencias son limitantes, y se tiene que tomar conciencia que las conductas de reaseguro inclusive aquellas mas ridículas como ser llevar todo el arsenal de medicación encima, de ninguna manera son adecuadas, ya que la persona por el hecho de tenerlos encima no significa que hará uso de todos sino solo en el caso de ser prescriptas por su médico y en la dosis establecida. La agorafobia se diluye cuando dentro del tratamiento se hace afrontamientos graduales y se identifica las creencias que en situ la persona sostiene en el mismo. La reestructuración cognitiva junto con la exposición son las formas más adecuadas de mejorar el cuadro de agorafobia ya que desensibilizarlo de estos supuestos lugares peligrosos y al ver que ha logrado una exposición exitosa se conecta con la libertad, con la concreción de metas y el estado anímico se mejora visiblemente. Es importante señalar que el ataque de pánico no es peligroso en sí mismo, si es incomodo y hace que la persona se sienta vulnerable, pero hay técnicas que ayudan a mejorar ese malestar junto con la exposición que es el manejo diario de técnicas de respiración diafragmáticas y de manejo de la tensión.

La terapia cognitiva conductual es un marco teórico-práctico muy eficiente para estas patologías, ayuda a superar la agorafobia en dos pasos, uno de ellos es el aprendizaje de cómo afrontar las crisis de pánico reduciéndolo de manera progresiva hasta controlarlos, y recuperando el territorio perdido va mejorando su autoestima, se alivia la angustia y puede el paciente trabajar otros conflictos que subyacen al síntoma.



Lic.Monica Arcas – 4798-9030










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