miércoles, 26 de junio de 2019


ALERTA CRISIS DE PÁNICO

Las crisis de pánico son episodios paroxísticos sumamente molestos, pero no por ello peligrosos que modifican seriamente la conducta de sus afectados.

 El cambio cognitivo conductual que se presenta en las crisis altera de una manera primitiva la conducta y los pensamientos, ya que el organismo reacciona como si estuviera ante un peligro real. Esta alteración del funcionamiento cerebral en donde interviene la amígdala y el hipotálamo se descalibra generando un nivel de alerta que despierta sintomatología ansiosa, el sistema nervioso simpático activado genera aumento de la frecuencia respiratoria (respiración alta), agrandamiento de las pupilas (midriasis), aumento de la sudoración, taquicardia, mareos, sensación de desfallecimiento en algunos casos, de irrealidad o despersonalización , que va generando en la mente del afectado ideas distorsionadas de lo que en realidad sucede (Pensamientos disfuncionales, de tipo automáticos no racionales, sino impulsados por la lectura subjetiva de los síntomas que prevalecen).

La vivencia subjetiva del panicoso se manifiesta por una sensación de desprotección muy regresiva, la persona se siente en un estado mental de abandono y máxima vulnerabilidad.

 El mundo exterior se torna para el sujeto como un medio amenazante que no puede controlar, y siente la inmensa necesidad de otro que lo contenga, que lo acompañe frente a un miedo muy desestructurante.

 En estado de pánico el sujeto siente una pérdida absoluta de control para su psiquismo, en realidad, la persona conductualmente no pierde el control, ni su coherencia, pero siente emocionalmente que esto sucede y que es incapaz de controlar su estado en ese momento, tiene miedo de descomponerse, de desmayarse o la sola vivencia de despersonalización es vivida como una amenaza a la integridad psíquica.

 Otra manera de vivenciar el pánico es una forma constrictiva, el sujeto siente opresión, dificultad de respiración, se siente como “presa” de un estado que no le permite libertad, expansión. El dolor torácico le representa la peligrosidad de estar al borde de un ataque cardíaco, los pensamientos que se disparan son catastróficos, implican la sensación de una certeza de estar próximo a la muerte, y esto se instala en el psiquismo con tal intensidad que luego de la crisis se instala el miedo de volver a sentir lo mismo (miedo al miedo) quedando atrapada la persona en un círculo vicioso que debe ser desarticulado a través de técnicas y reestructuración

Las crisis de pánico deben ser tratadas con precocidad ya que en un alto porcentaje (95%) se cronifica y se transforman en agorafobia, que son las limitaciones que sufre la persona a sentirse atrapada en un lugar donde no encuentra una salida rápida frente a la inminencia de un ataque de pánico (por ejemplo dentro de un tren, ascensor, supermercado, etc.) o estando sola y siente una gran vulnerabilidad. (Miedo a estar sola en su casa). Todas estas conductas deterioran significativamente la autoestima, el sujeto siente que no puede recuperar su independencia, muchas veces se deteriora las relaciones interpersonales especialmente cuando la pareja y/o familia no comprende el grado de dificultad que atraviesa la persona en sus crisis.

Lic Mónica Arcas- Especialista en trastornos de ansiedad (A.A T A)

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