ASPECTOS PSICOLOGICOS DE LA OBESIDAD
La
obesidad se caracteriza por
acumulación excesiva de grasa o hipertrofia general del tejido adiposo en el
cuerpo que se incrementan hasta un punto
en que pone en riesgo la salud o la vida. La obesidad es una enfermedad
metabólica crónica, multifactorial donde existen factores de orden genético,
ambientales, emocionales, y conductuales.
Suele iniciarse en la infancia y adolescencia,
remiten a un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético donde el
sedentarismo ocupa un valor relevante en el mantenimiento.
La obesidad trae como consecuencia el inicio de
patologías muy frecuentes como ser el síndrome metabólico que es un precursor
de desatar la diabetes tipo 2 en los adultos.
Hay factores que influyen en la obesidad como
ser el grado de obesidad (desde sobrepeso hasta obesidad mórbida), el tiempo de
la evolución de la enfermedad y también la edad de los afectados. La obesidad
se asocia a otras enfermedades como ser el aumento de triglicéridos en sangre,
hipercolesterolemia, cardiopatías isquémicas, hipertensión arterial, alteraciones
de tipo endócrino como ser el hipotiroidismo, desarrollo de neoplasias en las
mujeres asociado a cáncer de mamas, endometrio, en los varones a próstata.
El tratamiento de la obesidad debe ser
integrado, por lo general solo se aborda dietas hipocalóricas y ejercicio
físico, pero debe ser excluyente el abordaje psicoterapéutico de estos
pacientes para la eficacia de un tratamiento, específicamente la terapia
cognitiva conductual ha dado buenos resultados en el proceso de tratamiento
tanto de pacientes con obesidad en grados I –II – y III como en los casos más
graves como ser la obesidad mórbida, y en aquellos pacientes próximos a
intervenciones quirúrgicas de by pass gástrico.
Es importante la diferenciación entre la
sensación de hambre y la saciedad, de la ingesta por estados emocionales
alterados, y específicamente poder detectar las emociones que la persona tiene
y las situaciones personales que la llevan al acto de consumo muchas veces
desmesurado por alteraciones anímicas. Para ello en la T.C.C se realizan
registros de situaciones que se producen en la semana, la conducta desarrollada
y específicamente los pensamientos automáticos, emociones sentidas y creencias disfuncionales asociadas al
evento, así como la psicoeducación para la adherencia al tratamiento dietético
y/o médico, las técnicas específicas para el manejo del estrés y la ansiedad.
Es muy común el desarrollo de ansiedad, la
persona regula su estado de ansiedad comiendo no por hambre, sino como forma
compensatoria de su estado ansioso de preocupación. Frente al estrés responde
con consumo, no pudiendo tener respuestas asertivas a los factores que lo
generan y estableciendo un círculo vicioso de la enfermedad e incremento de
peso corporal.
Muchas veces fallan los tratamientos sean por
falta de motivación, las dietas por si mismas son muchas veces tomadas como un
“deber” que no genera otros motivos suficientes a pesar de ser conscientes de
las consecuencias clínicas del exceso de peso. Estos es debido en muchos casos
porque tienen la idealización de un cuerpo y de una baja de peso rápido, al no
efectuarse pierden el interés y aparece la frustración, el abordaje por eso
debe ser integrado en un contacto estrecho entre los profesionales que abordan
al paciente, saber las causas personales del sujeto en tratamiento, la
evaluación exhaustiva psicológica en ansiedad y/o depresión, de factores de
personalidad de base, si hay traumas residuales que no han sido tratados en
tratamientos que siguen operando en el psiquismo (abusos sexuales), procesos de
bulling psicológicos, aislamiento social , procesos de baja autoestima, duelos
no elaborados, entre otros.
La obesidad muchas veces actúa como escudo protector frente a las amenazas del
mundo externo, se discrimina mucho al niño y/o joven obseso, esto repercute no
solo en su autoestima y confianza, sino que incide en la inserción muchas veces
en el mercado laboral, en la elección afectiva, en la socialización normal del
niño y/o joven, generándole estados depresivos debido a la discriminación, el aislamiento
social y la incapacidad de acceder a una
vida social que mejore su calidad de vida.
La soledad es un elemento que precipita a la
obesidad, la tristeza de no tener relaciones saludables para su vida, el solo
contacto social a través de redes sociales aumenta el sedentarismo ,el estado
de estrés y la depresión, actualmente en
estado de pandemia se ha visto incrementado el aumento de peso, el
aburrimiento, el aislamiento social, y la incertidumbre fueron uno de los
disparadores del mismo, ya que las personas en estado de agobio, angustia y
depresión se refugian en el consumo preferentemente de hidratos de carbono que
aumentan su peso corporal. Muchas veces no hay una buena diferenciación de
hambre con la saciedad e identificación de emociones que llevan a la conducta
de ingesta.
Lic. Mónica
Arcas - Psicóloga especialista en
Trastornos de Ansiedad //15 3488 2542
No hay comentarios:
Publicar un comentario