martes, 3 de septiembre de 2019


ALERTA CRISIS DE PÁNICO
Las crisis de pánico son episodios paroxísticos sumamente molestos, pero no por ello peligrosos que modifican seriamente la conducta de sus afectados. Este cambio cognitivo conductual que se presenta en las crisis altera de una manera primitiva la conducta y los pensamientos, ya que el organismo reacciona como si estuviera ante un peligro real. Esta alteración del funcionamiento cerebral en donde interviene la amígdala y el hipotálamo se descalibra generando un nivel de alerta que despierta sintomatología ansiosa, el sistema nervioso simpático activado genera aumento de la frecuencia respiratoria (respiración alta), agrandamiento de las pupilas (midriasis), aumento de la sudoración, taquicardia, mareos, sensación de desfallecimiento en algunos casos, de irrealidad o despersonalización , que va generando en la mente del afectado ideas distorsionadas de lo que en realidad sucede (Pensamientos disfuncionales, de tipo automáticos no racionales, sino impulsados por la lectura subjetiva de los síntomas que prevalecen).
La vivencia subjetiva del panicoso se manifiesta por una sensación de desprotección muy regresiva, la persona se siente en un estado mental de abandono y máxima vulnerabilidad. El mundo exterior se torna para el sujeto como un medio amenazante que no puede controlar, y siente la inmensa necesidad de otro que lo contenga, que lo acompañe frente a un miedo muy desestructurante.
En estado de pánico el sujeto siente una pérdida absoluta de control para su psiquismo, en realidad, la persona conductualmente no pierde el control, ni su coherencia, pero siente emocionalmente que esto sucede y que es incapaz de controlar su estado en ese momento, tiene miedo de descomponerse, de desmayarse o la sola vivencia de despersonalización es vivida como una amenaza a la integridad psíquica, la sensación es la pérdida de control, que en realidad es interna y no se despliega en una conducta observable de descontrol, pero si el temblor interno, la sensación de desfallecimiento y el miedo a morir, marca que el ataque de pánico como experiencia desbordante y desestructurante hace que el paciente en el momento preciso de su ataque haga un giro cognitivo y borre absolutamente lo aprendido en la fase de psicoeducación respecto a la peligrosidad del mismo. El verse desprotegido en las circunstancias del ataque de pánico, convierte al sujeto en un ser tan vulnerable que necesita la protección de otro con quien mantiene seguridad, es así donde aparece la dependencia agorafóbica del paciente. En relación a esto, se puede pensar en la forma de vínculo que se forma en esta díada, cuando la persona que padece pánico percibe a su pareja y/o padres como distantes o desinteresados en la situación que atraviesa sucederá que las crisis de pánico adquirían un significado de desprotección, por el contrario cuando el otro está demasiado controlador con él aparecerá la percepción de contrición, se sentirá asfixiado y manifestara sintomatología ansiosa que señalara problemas en la respiración y presión en área torácica, es decir los síntomas señalan un malestar vincular que el paciente no es consiente del mismo, ya que la persona que sufre esta sintomatología es de tipo alexitimica es decir no pueden conectarse con los sentimientos que están generando el malestar. Lo que debe lograrse en la terapia además de la desensibilización de los estímulos aversivos es la búsqueda de un equilibrio emocional donde se supere estas polaridades y que tome conciencia de las emociones y sentimientos que lo vulneran, sean aquellas que las que se siente sin libertad, asfixiado como aquellas en donde se autopercibe desprotegido.
Lic. Mónica Arcas Psicóloga Especialista en Trastornos de Ansiedad
Consultorios Zona Norte – 15 3488 2542 – arcasweb@gmail.com









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