sábado, 10 de junio de 2023

 

ADOLESCENCIA Y LA AUTOAGRESIÓN

 

Suelen aparecer en algunos adolescentes conductas de autoagresión sea a través de cortes superficiales, golpes, escoriaciones, arrancamiento de pelos (tricolomania).

 Como la adolescencia es un periodo evolutivo muy conflictivo donde se consolida la identidad del sujeto, se duela el cuerpo infantil, se confrontan con los padres, hay situaciones difíciles para ellos que lo manifiestan a través de actos autolíticos, el conflicto interno que padecen, las autolesiones no son con una intención suicida, sino como forma patológica de aceptar una realidad que les es difícil procesar. Por lo general luego de la autoagresión aparece el “alivio” del malestar, de aquello que no pueden poner en palabras.

 No es una enfermedad mental, pero sí un síntoma que tiene un mensaje que debemos decodificar.

 Muchos adolescentes se producen cortes, quemaduras, escoriaciones a los efectos de modular la intensidad de la ansiedad y de estados depresivos que presentan.

 También se presentan en periodos de pérdidas significativas, abuso sexual reprimido, violencia familiar, el dolor emocional que presentan y la escasa capacidad de procesar y de exponer el dolor supone que la autoagresión es menos dolorosa que el contenido para el psiquismo (dolor psíquico), de manera que opera como una forma patológica conductual que hay que trabajar en terapia.

Muchas veces es una manera de sentirse vivos para contrarrestar la sensación de vacío, esto se ve mucho en cuadros de trastornos de la conducta alimentaria. Por lo general esconden estas heridas tapándose con mangas largas, pantalones, porque es un acto privado, una manera de mantener “el control de sus cuerpos y sus emociones” para las personas que lo ejecutan, son huellas de sus dolores, de sus conflictos no hablados.

 

Es de suma importancia el tratamiento terapéutico a los efectos de aumentar la autoestima de estos jóvenes y que puedan modificar este comportamiento, dando lugar a la elaboración de los conflictos subyacentes y no que den lugar a su cronificación que llevara en la salida de la adolescencia a cuadros más severos de personalidad.

 

Lic Mónica Arcas Psicóloga Clínica 11348825

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