sábado, 6 de julio de 2024

 

ACERCA DEL TRABAJO DEL DUELO

El duelo es remite a un estado de pérdida significativa para el yo (sea la pérdida de la salud, o parte del cuerpo) la pérdida de un ser querido, la pérdida de un trabajo que deja al sujeto en un estado de vulnerabilidad hasta la pérdida de un territorio donde el sujeto se ve obligado a huir.

El duelo es natural ante toda pérdida significativa, pero puede sufrir variaciones y muchas veces complicarse. Tiene características de Polifacético, ya que las personas debido a factores de su personalidad y por no encontrarse preparadas para asimilar los pensamientos y sentimientos que conlleva una pérdida, reaccionan de diferentes maneras. No es lo mismo una perdida inesperada (por ejemplo accidente) que una pérdida de una persona amada que estuvo en un proceso de deterioro y que el familiar tenía conocimiento de su desenlace, aunque los sentimientos son dolorosos, pero el primer caso suele generar estados traumáticos, el duelo es un proceso individual, y cada persona lo procesa de diferente forma y tiempo.

El duelo suele ser polifacético ya que hay una serie de patrones generales no universales que presentan las personas que atraviesan el duelo, podemos dentro de un proceso diferenciar cinco momentos o instancias del duelo, son instancias necesarias que atraviesa el sujeto hasta su recuperación , estas instancias pueden estar de manera conjunta o con predominio de una sobre otras e incluso persistir más tiempo que otras, esto está también relacionado con el estado mental del sujeto que lo atraviesa.

La primera instancia o etapa es el impacto de la perdida (Shock): En este estado inicial el deudo o en el caso de su propio cuerpo tiene dificultad de procesar esa pérdida (por ejemplo en caso de una amputación no programada por un accidente) La persona se encuentra con un estado emocional de dolor psíquico, incredulidad, “esto no puede estar sucediendo” aturdimiento”, confusión, inquietud y perplejidad, muchas veces el recuerdo del difunto genera angustia aguda, sensación de vacío, desgano vital, suelen estar presentes también en este primer periodo la repetición mental de los eventos que precipitaron la perdida a modo obsesivo, la activación del sistema nervioso simpático le genera aceleración cardiaca, boca seca, opresión torácica, mareos etc.,

La segunda etapa es la de Resistencia que se caracteriza por estados de ira, hay aumento de la ansiedad, porque el sujeto toma más conciencia de la pérdida real e incluso en los casos de pérdida de un ser querido aparece el sentimiento de abandono, que a veces con ira es proyectado hacia los que lo atendieron, a Dios, es una lucha interna entre la no aceptación de la realidad y la imposición de la misma, allí reside la resistencia, es un periodo con desestabilización emocional, aparece en muchos casos un gran estrés con componentes agresivos por la impotencia que genera la perdida

El tercer estadio es la Negociación, muchos le denominan concentración, allí en este periodo la resistencia comienza a ceder, se impone el principio de realidad, el sujeto se pone más introspectivo, se enfrenta con sí mismo, sea con lo que perdió en su cuerpo o la muerte del ser querido u objeto de pérdida significativa, es el proceso mas intenso del duelo e incluso el más prolongado. El deudo comienza a sentir la soledad y la tristeza con la mayor intensidad, muchos registros de la persona amada se van perdiendo (olores, tono de la voz) esos recuerdos angustian mucho, la persona tiende a un aislamiento, porque los demás que estaban en los primeros estadios ya no frecuentan mas, hay una disminución del apoyo social, y se centra la atención en lo interior lo que permite mejor la adaptación a la pérdida. Se suele asociar a estados de mayor necesidad de sueño, fatiga, impotencia, y también aparece la impaciencia de hacer algo para salir de ese estado de apatía.

El cuarto estadio es la aceptación, disminuye los efectos del estrés y de la depresión, el sujeto se abre a la vida nuevamente, hay un aumento de la energía física y psíquica que le permite retomar la vida, aunque la tristeza suele asomar y es normal este proceso implica un nuevo enfoque de readaptación a la vida, es como una cicatrización de una herida, dando paso a la recuperación donde la persona va haciendo cambios, se adapta a esa nueva realidad. La pérdida de un ser querido no se supera, se recupera. La perdida de una parte del cuerpo se readapta, se puede convertir en un punto de resiliencia, superándose el sujeto en muchos planos. De esto se trata la vida de procesos, de movimientos, de ciclos y de superación.

Lic. Mónica Arcas Psicóloga Clínica

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