Los ataques de ansiedad
Todas las personas somos proclives de padecer un ataque de ansiedad a lo
largo de la vida, particularmente los citadinos que vivimos en las grandes
urbes llevando una existencia apurada, con preocupaciones, miedos variados,
desde la inseguridad callejera, hasta la temida desocupación, cuando los
niveles de ansiedad son alterados y sostenidos en el tiempo comienza un estado
de distres en el organismo que altera todas las áreas vitales del ser humano.
Los ataques varían en intensidad, y en cada persona tendrá un significado
particular que deberá ser descifrado y trabajado para su elaboración en el
tratamiento. Las sensaciones de miedo flotante, estados de desasosiego y preocupación
variadas cuando se cronifican comienzan a desarrollar la manifestación de
pensamientos preocupantes, a maximizar los problemas, imaginar situaciones muy
polarizadas generalmente con un tinte dramático que generan rumia y aumentan su
intensidad.
Los síntomas de la ansiedad son fisiológicos entre ellos encontramos la más
frecuente que es la hiperventilación, la dilatación de los pulmones para
aumentar el flujo de oxigeno, la persona siente que le falta el aire, que se le
cierra la garganta, que se le oprime el pecho. Hay aumento de la tensión
muscular, del metabolismo basal, muchas veces presencia de aturdimiento, o sensación
de estar tan embotado que parece que el cuerpo se desprendiera, esto genera en
las personas miedo a padecer algo inminentemente peligroso para su vida, y esta
forma de procesar la información a partir de la interpretación distorsionada de
la sintomatología aumenta la intensidad de los síntomas.
Todo desarrollo de una patología ansiosa requiere factores
intervinientes que precipitan el inicio de los mismos.
Uno de ellos es el factor de carga genética, se observa en la clínica
que los pacientes con patología ansiosa suelen tener padres tambien con
ansiedad, abuso de sustancias (alcoholismo) depresión. Las madres ansiosas
tienen hasta tres veces más chance de tener descendencia con la predisposición genética
a la ansiedad.
El segundo punto es que la desorganización de los ciclos circadianos de
sueño-vigilia, predisponen a un desbalance serotoninérgico que lleva al
organismo a un estado de agotamiento. Ídem se produce ante un déficit de
alimentación.
Los factores de distres, donde el organismo está agotado por
determinadas variables, muchas de ellas de origen traumático como ser la
pérdida de trabajo, la muerte de un familiar especialmente un jefe de familia,
problemas conyugales etc. son elementos amenazantes para el psiquismo
El tratamiento cognitivo conductual, apunta a mejorar la sintomatología
del paciente, evaluando en primer lugar las comorbilidades que puede tener el
cuadro y proporcionar al paciente recursos de afrontamiento exitosos, pero
tambien es importante destacar que con la toma de escalas especificas para las
diversas comorbilidades no solo se trabaja el motivo de consulta, sino todas
las situaciones que por determinadas circunstancias el paciente mantiene una
evitación y un comportamiento inhibitorio. Si no se descifra esto y se expone
al paciente el tratamiento es inconcluso, y por lo tanto es factible las
recaídas, es decir la ansiedad anticipatoria no debe presentarse, porque si en algún
punto aun el sujeto, no por el motivo que lo trajo a consulta, mantiene un
nivel de ansiedad anticipatoria ante un determinado evento eso debe
desensibilizarse para que el síntoma no se desplace a otras áreas que en algún
momento pueden producir inhibición.
Lic Mónica B. Arcas – Psicóloga Clínica – arcasweb@gmail.com Mensajes: 15 3488 2542
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