miércoles, 14 de agosto de 2019


Estrés agudo y trastorno adaptativo: características clínicas



El cuadro de estrés agudo es una reacción inicial a un evento de características traumáticas, donde se presenta una desorganización conductual con la aparición de fenómenos disociativos, alteraciones en la memoria, distorsiones de la percepción temporal, estados de despersonalización y/o desrealización, así como estados de reexperimentación del trauma pero con menos intensidad que en el TEPT, existen asimismo alteraciones emocionales y pensamientos ligados al trauma con sentimientos de culpabilidad y depresión. Es fundamental producir la abreacción de las emociones y pensamientos asociados a la situación aguda vivida para evitar las disociaciones y que la persona pueda asociar con imágenes, afectos y recuerdos vividos a los efectos de ser procesados y elaborados. Hay que respetar los tiempos del paciente, para que él logre en la medida de sus capacidades sobre lo acontecido, para que se pueda de esta manera ir reestructurando los pensamientos disfuncionales y revertir las conductas evitativas que pueda estar presentando el cuadro.

El trastorno por adaptación es un cuadro temporal que se produce cuando existe una insuficiente y/o mala adaptación a estímulos estresantes donde la persona se autopercibe con pocos o insuficientes recursos para su afrontamiento eficaz, siempre son reactivos a una situación vital estresante o crisis biográfica en donde tiene la persona una reacción emocional y conductual que le genera un importante malestar. Se presenta mayormente en población femenina, pero también en niños y adolescentes sin diferencia de género. El trastorno adaptativo es un cuadro que se presenta en termino de tres meses de acontecido el hecho generador. Es más común en personas solas o con antecedentes de apego deficiente. Es interesante averiguar en la historia vital del afectado como tramitó anteriores crisis vitales porque ello determina si esa persona pudo en el pasado encontrar las herramientas adecuadas para salir de la situación marcando este proceder un factor protector, en cambio sí ha sucumbido en crisis hay que considerarlo como un factor de vulnerabilidad que está en juego ahora. Tienen puntos en común con el TEPT en tanto son experiencias estresantes que sobrepasan la capacidad de adaptación y procesamiento psíquico del acontecimiento, y pueden presentarse en cualquier etapa de la vida. Existen una amplia gama de acontecimientos que pueden generar un T. Adaptativo entre ellos se describen:

A nivel relacional: Problemas de pareja, separaciones, divorcios dificultades económicas serias que coloquen a la persona y su núcleo familiar en una situación límite e imposibilidad de mejoramiento inmediato de la situación, problemas laborales, especialmente en la fragilidad de contratos laborales que generan estados expectantes de mucha angustia, bulling dentro del marco laboral, jubilación, cambios de residencia, embarazo no deseado, exilio.

También la aparición de enfermedades médicas cuyo diagnóstico le generen a la persona pérdida de autonomía y miedo respecto a su evolución, tratamiento y expectativas vitales. Desde el punto de vista clínico se manifiesta con sintomatología de tipo ansioso o depresivo. En adultos se experimenta estados disforicos a predominio depresivo y trastornos en el ciclo del sueño (I.conciliación), hay activación de tipo ansiosa (sensación de inquietud, aumento de la frecuencia cardíaca, trastornos digestivos (dispepsia), agotamiento psicofísico. En la población adolescente este cuadro aparece con alteraciones de la conducta, agresión, conducta antisocial, puede haber conductas de aislamiento. En niños se presenta con conductas de tipo regresivo.

En el tratamiento hay que evaluar el nivel de riesgo del paciente, evaluación de factores psicosociales, determinar la posibilidad real de reversión a corto plazo de los estresores, así como con qué recursos sociales se cuenta como el significado subjetivo creado por el paciente. Es importante conocer las características de personalidad previa, porque muchas veces se trata de descompensaciones de trastornos de personalidad donde existe estructuralmente labilidad emocional. Evaluar los niveles de ansiedad y depresión y trabajar con técnicas específicas de manejo de la ansiedad, detectando para su reestructuración cognitiva, creencias disfuncionales, pensamientos automáticos, y conductas inhibitorias que están interfiriendo para posibilitar un manejo más adecuado y realista, potenciando en el paciente la formulación de nuevas posibilidades de ver la situación que atraviesa.


Lic Mónica Arcas – Psicóloga Clínica  15 3488 2542




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