Estrés agudo y trastorno
adaptativo: características clínicas
El cuadro de estrés agudo es una reacción inicial a
un evento de características traumáticas, donde se presenta una desorganización
conductual con la aparición de fenómenos disociativos, alteraciones en la
memoria, distorsiones de la percepción temporal, estados de despersonalización
y/o desrealización, así como estados de reexperimentación del trauma pero con
menos intensidad que en el TEPT, existen asimismo alteraciones emocionales y pensamientos
ligados al trauma con sentimientos de culpabilidad y depresión. Es fundamental
producir la abreacción de las emociones y pensamientos asociados a la situación
aguda vivida para evitar las disociaciones y que la persona pueda asociar con
imágenes, afectos y recuerdos vividos a los efectos de ser procesados y
elaborados. Hay que respetar los tiempos del paciente, para que él logre en la
medida de sus capacidades sobre lo acontecido, para que se pueda de esta manera
ir reestructurando los pensamientos disfuncionales y revertir las conductas
evitativas que pueda estar presentando el cuadro.
El trastorno por adaptación es un cuadro temporal
que se produce cuando existe una insuficiente y/o mala adaptación a estímulos
estresantes donde la persona se autopercibe con pocos o insuficientes recursos
para su afrontamiento eficaz, siempre son reactivos a una situación vital
estresante o crisis biográfica en donde tiene la persona una reacción emocional
y conductual que le genera un importante malestar. Se presenta mayormente en
población femenina, pero también en niños y adolescentes sin diferencia de
género. El trastorno adaptativo es un cuadro que se presenta en termino de tres
meses de acontecido el hecho generador. Es más común en personas solas o con
antecedentes de apego deficiente. Es interesante averiguar en la historia vital
del afectado como tramitó anteriores crisis vitales porque ello determina si
esa persona pudo en el pasado encontrar las herramientas adecuadas para salir
de la situación marcando este proceder un factor protector, en cambio sí ha
sucumbido en crisis hay que considerarlo como un factor de vulnerabilidad que
está en juego ahora. Tienen puntos en común con el TEPT en tanto son
experiencias estresantes que sobrepasan la capacidad de adaptación y
procesamiento psíquico del acontecimiento, y pueden presentarse en cualquier
etapa de la vida. Existen una amplia gama de acontecimientos que pueden generar
un T. Adaptativo entre ellos se describen:
A nivel relacional: Problemas de pareja, separaciones,
divorcios dificultades económicas serias que coloquen a la persona y su núcleo
familiar en una situación límite e imposibilidad de mejoramiento inmediato de
la situación, problemas laborales, especialmente en la fragilidad de contratos
laborales que generan estados expectantes de mucha angustia, bulling dentro del
marco laboral, jubilación, cambios de residencia, embarazo no deseado, exilio.
También la aparición de enfermedades médicas cuyo
diagnóstico le generen a la persona pérdida de autonomía y miedo respecto a su
evolución, tratamiento y expectativas vitales. Desde el punto de vista clínico
se manifiesta con sintomatología de tipo ansioso o depresivo. En adultos se
experimenta estados disforicos a predominio depresivo y trastornos en el ciclo
del sueño (I.conciliación), hay activación de tipo ansiosa (sensación de
inquietud, aumento de la frecuencia cardíaca, trastornos digestivos
(dispepsia), agotamiento psicofísico. En la población adolescente este cuadro
aparece con alteraciones de la conducta, agresión, conducta antisocial, puede
haber conductas de aislamiento. En niños se presenta con conductas de tipo
regresivo.
En el tratamiento hay que evaluar el nivel de
riesgo del paciente, evaluación de factores psicosociales, determinar la
posibilidad real de reversión a corto plazo de los estresores, así como con qué
recursos sociales se cuenta como el significado subjetivo creado por el
paciente. Es importante conocer las características de personalidad previa,
porque muchas veces se trata de descompensaciones de trastornos de personalidad
donde existe estructuralmente labilidad emocional. Evaluar los niveles de
ansiedad y depresión y trabajar con técnicas específicas de manejo de la
ansiedad, detectando para su reestructuración cognitiva, creencias disfuncionales,
pensamientos automáticos, y conductas inhibitorias que están interfiriendo para
posibilitar un manejo más adecuado y realista, potenciando en el paciente la
formulación de nuevas posibilidades de ver la situación que atraviesa.
Lic Mónica Arcas – Psicóloga Clínica 15 3488 2542
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