Estrés Postraumático: vivencias
del horror
En la actualidad se está padeciendo en las
sociedades urbanizadas mayormente vivencias amenazantes que van desde
situaciones individuales de robos violentos, secuestros exprés, violaciones y
abusos sexuales, hasta amenazas colectivas producto del accionar terrorista que
en nuestro país ha dejado huellas traumáticas, hasta situaciones provenientes
de accidentes de la naturaleza, desmoronamientos en zonas montañosas,
terremotos, inundaciones. El común denominador de todos estos eventos es el
horror, un miedo intenso vivido en ese momento que muchas veces paraliza a las
personas, generando un trauma psíquico que deja profundas huellas emocionales
en las personas reeditando dichos sucesos.. Existen en algunas personas
factores de vulnerabilidad al estrés postraumático, algunos individuos poseen
mayor predisposición biológica a los mismos (genéticas o diátesis ansiosa), los
factores de personalidad y una psicopatología previa pueden agravar el cuadro,
y también hay que considerar los factores de orden social como el soporte
social, las redes de contención que en muchos casos están ausentes. Estos
factores influyen en los mecanismos de afrontamiento y procesamiento mental de
las situaciones límites amenazantes a que ha sido expuesto la persona. Estas
personas han vivido una experiencia horrorosa, muchas veces súbita, otras
reiteradas, pero que hay generado un estado de horror y peligro de la
integridad psicofísica.
Esta patología afecta a un 14 % de la población,
llegando hasta un 50% en las poblaciones de riesgo, y dentro del cuadro de TEPT
existe la comorbilidad con trastornos del espectro ansioso -depresivo como ser:
Crisis de Pánico (10%), Depresión mayor (35%), suicidio (20%) y lo más
frecuente es el abuso de alcohol y sustancias ilegales (40%). Un tercio de las
personas que experimentan eventos traumáticos desarrollan TEPT, esto se debe a
que están comprometido en el cuadro estructuras neurobiológicas de la memoria
emocional (amígdala, sistema límbico, corteza cerebral) que intervienen en el
procesamiento del miedo y que genera la alteración del sistema nervioso
autónomo y hormonal (glucocorticoides)
La persona con Estrés Postraumático estuvo expuesta
de forma directa o indirecta a una situación límite (donde estuvo comprometida
su integridad física o de otros, y esta vivencia fue experimentada con horror y
estado de desamparo. La misma fue re experimentada ( como si la estuviera
viviendo de nuevo) a través de recuerdos que vienen a la conciencia de manera
intrusiva, perturbadora e insistente, al igual que el contenido de los sueños o
pesadillas que son habituales en el cuadro, en muchos casos hay episodios de
disociación del tipo Flash backs (re vivenciados) y aparecen el malestar psicológico
a exponerse a estímulos internos o externos que lo asociación al trauma y
disparan una respuesta fisiológica de alteración psicofísica.. Las personas
afectadas por lo general mantienen una conducta evitativa persistente a los
estímulos asociados a la escena traumática y un estado de embotamiento de la
reactividad general de la persona, que no existía anteriormente al trauma,
existe una marcada restricción de la vida afectiva (sensación de incapacidad a
la entrega y al amor), desapego, visión negativa de su futuro, baja autoestima
y sensación de enajenamiento frente a otros.
Desde el punto de vista fisiológico, existen
síntomas de activación (hiperalerta) dificultades en el ciclo del sueño,
irritabilidad, ira, hipervigilancia, respuestas de sobresalto, dificultades en
funciones ejecutivas.
Desde lo conductual prevalece las conductas de
evitación, suelen tener comportamientos de desconfianza, conductas de desapego.
Cognitivamente muchas de estas personas se sienten
como "raros" piensan que esto no lo pueden superar que siempre
quedaran con este estigma. Es por ello que hay que trabajar mucho en la
autopercepción negativa que tienen de sí mismos y del entorno, así como
reestructurar la negativa de planificación vital de estos pacientes.
El Trastorno de Estrés postraumático puede
presentarse en forma aguda: inmediato al evento y duran estos menos de tres
meses. De manera crónica si la sintomatología se extiende a más de tres meses,
o de inicio demorado cuando el tiempo entre el evento traumático y su manifestación
emocional han pasado más de medio año. En todos los casos es indispensable una
evaluación exhaustiva en las comorbilidades especialmente en lo que refiere al
estado emocional depresivo ya que son pacientes que acorde a lo traumático
vivido suelen entrar en estados de desesperanza que deben ser tratados en
primer lugar.
Lic. Mónica Arcas Especialista en Trastornos de
Ansiedad y Neuropsicología 15 3488 2542
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