Depresión
y asociaciones con enfermedades médicas
La depresión tiene
una gran incidencia en el mundo, una de cada 5 personas sufrirá un cuadro de
espectro de trastornos del ánimo a lo largo de su vida, y en aquellos que
padecen una patología orgánica aumenta su incidencia (enfermedad
cardiovascular, oncológica, neurológica, endocrinológica y renal)
En las patologías de
origen neurológico (Enfermedad de Parkinson, Alzheimer, esclerosis multiple,
accidentes cerebro vasculares) hay comorbilidad depresiva en un 25% de
los casos. También se asocia a depresión las patologías oncológicas (cáncer de
páncreas, digestivos, mamas, intestino). En las enfermedades endocrinológica la
presencia de depresión es frecuente en el hipotiroidismo, y en la diabetes,
esta última es tres veces mayor que en la población normal.
Los pacientes
depresivos tienen una mortalidad de origen cardiovascular aumentada, y la
asociación con trastorno depresivo mayor es alto en paciente que han padecido
infarto de miocardio reciente así como la asociación con ansiedad.
Hay prevalencia del
sexo femenino 2:1, como así el riesgo a la cronicidad es mayor en la mujer,
esto se debe en parte a factores culturales, la mujer es más proclive a las quejas, como también a las consultas,
lo cual es un indicador positivo porque permite trabajar cognitivamente el
cuadro, el factor endocrino también es
incidente, se observa más en los cuadros de hipotiroidismo y Hashimoto, y muchas veces también incide la respuesta metabólica
a los fármacos.
La tendencia a tener
redes sociales de contención es un factor protector de la depresión, muchas
veces el depresivo tiende al aislamiento lo cual acrecienta los niveles de
depresión.
El cuadro se suele
agravar por las comorbilidades, especialmente la asociación con enfermedades
crónicas (diabetes, enfermedades inflamatorias, neurodegenerativas y
oncológicas) que muchas veces tienen su origen primero y desarrollan
secundariamente el estado depresivo. Los pacientes depresivos tienen un
indicador de mortalidad superior a la
normal, no solo por la posibilidad de un suicidio, sino por las comorbilidades orgánicas
que afectan de manera considerable a nivel inmunológico.
Los factores de
estrés son vectores que inciden en el desarrollo de una depresión,
especialmente pérdidas importantes durante la primera infancia es un pródromo
de inicio en la adolescencia o adultez de un proceso depresivo.
Tanto los trastornos
de ansiedad no tratados precozmente como muchos cuadros de trastornos de
personalidad (TLP) y cuadros de neuroticismo crónico se asocian a estados
depresivos, es por ello que es importante evaluar siempre esta comorbilidad y
tratar la depresión en primer lugar, por más que la demanda sea por el motivo
de consulta, ya que el riesgo de no detectar a tiempo las cogniciones
depresogenas agravan el cuadro y puede estar gestándose un estado de
desesperanza donde el riesgo de suicidio es alto muchas veces.
Muchos fármacos debidamente
prescriptos suelen producir en algunas personas más que en otras estados
depresivos (fármacos dados en cardiología como ser los betabloqueantes),
anticonceptivos, corticoides, interferón que se utiliza en la Hepatitis C, este
último genera secundariamente estados depresivos que deben controlarse. También
el alcohol que deprime el SNC suele generar estados depresivos. Por eso es
importante realizar un diagnóstico exhaustivo del tipo de depresión y sus
asociaciones con patologías orgánicas y de otros trastornos psiquiátricos a los
efectos de programar un tratamiento cognitivo conductual personalizado al
mismo.
Lic. Mónica Arcas –
Psicóloga Clínica – 15 3488 2542
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