TECNICAS PARA CONTROL DE LA ANSIEDAD
1. Controla la
respiración
La puedes aplicar
en cualquier momento y lugar.
La respiración
superficial es uno de los síntomas de la ansiedad. Por ejemplo, de repente te
encuentras suspirando profundamente de forma continua o bostezando
incontroladamente. En estos momentos, es recomendable practicar una sencilla
técnica de control de la respiración. Esta consiste en:
·
Inhala por la nariz, suave y profundamente, durante 4 segundos.
·
Aguanta la respiración durante 7 segundos.
·
Exhala suave y completamente durante ocho segundos. Es importante
realizar un sonido/soplido que puedas oír.
Repite el proceso
varias veces
Una variable es
hacer lo mismo, pero tapando con tu pulgar una fosa nasal y después la otra.
Inspirar por la nariz suave y profundamente varias veces. Nota como se ensancha
el abdomen al inspirar y como se estrecha al exhalar.
Realiza un par de
inspiraciones profundas por la nariz, seguidas de exhalaciones lentas y suaves
por la boca.
2. Técnica de la respiración diafragmática
Se utiliza el
músculo diafragmático para controlar la respiración. Busca un lugar tranquilo e
intenta lo siguiente:
1. Intenta relajar los
músculos. Busca una posición cómoda. puede ser recostado.
2. Coloca una mano en
el pecho y otra sobre el estómago.
3. Respira lentamente
por la nariz llevando el aire hasta la mano que está sobre el estómago
(hinchando la barriga). La mano del pecho debe quedar quieta. Luego, retén el
aire un par de segundos.
4. Suelta el aire poco
a poco. Siente cómo se va hundiendo el estómago, mientras la mano sobre el
pecho sigue inmóvil.
5. Repite este
ejercicio varias veces. El objetivo es realizar de 6 a 10 respiraciones lentas
por minuto.
Mientras realizas
los ejercicios de respiración, intenta poner la mente en blanco. Por lo
general, los pensamientos surgen sin darnos cuenta.
El objetivo de
poner la mente en blanco, no es eliminar estos pensamientos, sino ayudarnos a
lograr una cierta distancia de los mismos.
1. Elige uno de los
ejercicios de respiración explicados anteriormente.
2. Concéntrate sólo en
tu respiración. Comienza a contar las exhalaciones al ritmo en que se producen.
Intenta llegar hasta el número cinco.
3. En el caso que un
pensamiento se cruce por tu mente, vuelve el contador a cero.
4. De a poco irás
aumentando el número de respiraciones con la mente en blanco.
4. Entrenamiento
autógeno de Shultz
Te compartimos una
versión reducida de este entrenamiento en relajación muy usado en terapia
psicológica.
1. Busca un lugar
cómodo y tranquilo donde no haya distracciones.
2. Cierra los ojos,
respira profundamente y, con cada exhalación, repite mentalmente “estoy
relajado, cada vez más tranquilo”.
3. Fija tu mente en tu
pierna derecha y concéntrate en su calor. Relaja, lentamente, mientras repites
“mi pierna derecha está relajada, cada vez más”.
4. Cuando esa
extremidad esté relajada, pasa a la pierna izquierda y repite el ejercicio.
Luego, continúa con el abdomen, los brazos y el cuello.
5. Cuando tu cuello
esté relajado, pasa a la cabeza. Concéntrate en ella y repite “mi cabeza está
despejada”.
6. En este momento,
todo tu cuerpo debería estar sumido en un estado de relajación.
7. Respira hondo antes
de abrir los ojos. Retén esa sensación de relajación. Antes de levantarte,
estira los músculos y activa tus sentidos.
5. Relajación
Muscular Progresiva de Jacobson
Este ejercicio
requiere una dedicación mayor de tiempo que los ejercicios anteriores. Intenta
hacerlo todos los días durante una media hora. Notarás los resultados.
1. Estírate en un
lugar cómodo y relajado. Intenta que no haya interrupciones.
2. Concéntrate en la
respiración. Inspira profundamente y exhala lentamente hasta que te sientas más
relajado.
3. Concéntrate en tu
pie derecho. Visualízalo en tu mente y ténsalo. Aprieta los dedos y genera una
gran tensión en tu pie derecho.
4. Cuenta hasta 5 y
relaja los músculos del pie.
5. Concéntrate en la
sensación de relajación del pie.
6. Repite lo mismo con
tu pie izquierdo. Luego, continúa con tus piernas, rodillas, caderas, el
abdomen, los brazos, las manos, hombros, cuello, hasta llegar a la
cabeza.
7. Cuando llegues a la
cabeza, atiende especialmente a la relajación de las mandíbulas, el cuero
cabelludo, la frente. Estas son zonas que suelen acumular mucha tensión.
6. Grounding
También conocido
como poner los pies sobre la tierra. El grounding es una técnica que se
practica en mitad de un ataque para recuperar la calma. Consiste en enumerar:
·
5 cosas que puedas ver, como una mesa, una silla, etc.
·
4 cosas que puedas tocar y sentir la textura. Ej.: La tela de la ropa
que llevas puesta.
·
3 que puedas oír, como la bocina de los autos.
·
2 que huelas. Ej.: el perfume del ambiente.
·
1 que puedas saborear. Ej.: Un chocolate, un caramelo.
Si lo puedes decir
en voz alta, mejor. Este ejercicio distrae tu mente del episodio de
ansiedad y te ayuda a recuperar la calma.
Lic Mónica Arcas
Especialista en Trastornos de Ansiedad // 15 3488 2542
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